La nueva interconexión eléctrica entre España y Francia inició su operación comercial el pasado 5 de octubre, con lo que, en condiciones favorables de operación, se podrá duplicar la capacidad de intercambio de electricidad entre los dos países. Para la primera semana, se incrementa la capacidad de interconexión hasta los 2.000 megavatios (MW).
La línea, con una longitud de 64,5 kilómetros, enlaza los municipios de Santa Llogaia, cerca de Figueras (Gerona), con la localidad de Baixas, próxima a Perpiñán. El trazado es totalmente soterrado mediante una zanja de hormigón, excepto el tramo que cruza los Pirineos, que se realiza a través de un túnel de 8,5 kilómetros que transcurre paralelo a la línea ferroviaria de alta velocidad.
El proyecto, que se inició en el año 2008, ha sido para Red Eléctrica de España (REE) y para Réseau de Transport d’Électricité (RTE) un reto tecnológico, y simboliza los tres ejes de la política energética europea, dado que contribuye al aumento de la seguridad del suministro de electricidad en Europa, a la lucha contra el cambio climático y al desarrollo del mercado único europeo de la electricidad.
En el ámbito local, garantiza el suministro a las comarcas de Gerona y del Rosellón y permite dotar de la energía necesaria al tren de alta velocidad en el tramo Barcelona-Perpiñán. Asimismo, su puesta en servicio supondrá un ahorro de un millón de toneladas de CO2 al año. Los trabajos de construcción de la línea finalizaron en febrero del 2015, coincidiendo con la inauguración oficial de la misma. Desde esa fecha, la línea ha estado funcionando en modo de pruebas técnicas.
Esta nueva interconexión eléctrica entre Francia y España representa la consecución de diferentes hitos tecnológicos en el ámbito mundial, ya que es la primera vez que se realiza una interconexión subterránea de esta longitud a un nivel de potencia de 2.000 megavatios con la última tecnología disponible para el transporte en corriente continua. El desarrollo tecnológico también ha alcanzado a las estaciones conversoras que se han construido en cada extremo de la línea, con la capacidad de invertir el sentido de los intercambios de energía entre España y Francia en tan solo 50 milisegundos.
La inversión en el proyecto ha ascendido a 700 millones de euros, de los cuales 225 millones corresponden a una subvención de la Unión Europea en el marco del programa EEPR (European Energy Programme for Recovery). Además, cuenta con la financiación del Banco Europeo de Inversiones a través de un préstamo de 350 millones de euros concedido a REE y a RTE.