Siguiendo la decisión del Consejo Económico Transatlántico de promover la interoperabilidad de los vehículos eléctricos y redes eléctricas inteligentes, el pasado 29 de octubre, la Comisión Europea inauguró un laboratorio dedicado al estado del arte de estas materias, operado por el Centro de Investigación Unificada (JRC, de sus siglas en inglés), perteneciente a la institución europea.
Junto con las instalaciones de su colaborador, el Laboratorio Nacional Argonne, en el Departamento de Energía de Estados Unidos, asegurará que la siguiente generación de vehículos eléctricos y redes inteligentes sean completamente interoperables, basado en estándares armonizados, tecnología de validación y métodos de evaluación.
Se trata de una paso importante en la creación de un ‘único lenguaje’ para todos los componentes, que beneficiarán a la industria y al medioambiente en ambos lados del Atlántico. En palabras del vicepresidente de la Comisión Europea responsable de la Unión Energética, Maroš Šefcovic, «las Smart Grids y los vehículos eléctricos están rápidamente evolucionando, pero todavía no hemos aprovechado todo su potencial. El desarrollo de estándares armonizados por todo el Atlántico minimizará los obstáculos en el comercio e incrementará el mercado global para productos y servicios innovadores para los productores y consumidores de la Unión Europea y Estados Unidos.
La interoperabilidad entre vehículos eléctricos y las smart grids es un aspecto clave para el desarrollo y la explotación del transporte eléctrico, la integración de fuentes de energías renovables y el almacenamiento, así como el despliegue de servicios energéticos innovadores para consumidores y prosumidores.
Asimismo, permitirá una comunicación y funcionalidad efectivas de los vehículos eléctricos con dispositivos de recarga y su función efectiva de la arquitectura de redes inteligentes. También permitiría más funcionalidades como facturación automática, itinerancia de vehículos eléctricos y una gestión de la eficiencia energética más efectiva. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea tienen un interés compartido en el rápido desarrollo de soluciones coste-efectiva para lograr sistemas de energía y transporte más limpios, inteligentes e integrados.