China se ha convertido en el mayor inversor del mundo en energías renovables, apostando por su energía solar, hidráulica y eólica. En este sentido, el país planea instalar 15 GW de energía fotovoltaica en 2016, con lo que alcanzaría los 43 GW.
Con el fin de que las plantas trabajen a pleno rendimiento y que la cantidad de carga entregada a la red sea consistente incluso en condiciones de nubosidad, se emplean sistemas de control inteligentes. Con ellos, la potencia de salida se puede elevar de forma automática para asegurar que permanece en el nivel requerido, aumentando aún más la eficiencia de la planta.
La nación también está buscando expandir su capacidad eólica en 20 GW este año. El problema que se encuentra en esta ocasión, es que las zonas más ventosas donde se puede generar más energía están alejadas de las zonas urbanas, que es donde se necesita la energía; mientras que los parques eólicos cerca de zonas pobladas se están saturando. Para solucionarlo, se aumentará la densidad de la potencia, lo que permitirá producir más potencia sin elevar su huella.
Además, China cuenta con 320 GW de capacidad de energía hidroeléctrica. Con la presa de las Tres Gargantas, se intenta hacer frente a la demanda cada vez mayor de energía de China, reduciendo también las emisiones de carbono. Y es que junto con la ambición del gobierno para desarrollar 350 GW de centrales hidroeléctricas en 2020; la energía hidroeléctrica sigue siendo la fuente de energía principal entre las energías renovables.