Los investigadores integrados en el proyecto Sunflower han diseñado una célula fotovoltaica orgánica que, por sus propiedades nanométricas, se puede imprimir, presenta una gran versatilidad y carece de disolventes halogenados, lo que implica una mejora en los procesos de producción de materiales solares. El Instituto Universitario de Investigación de Materiales Avanzados (INAM) de la Universitat Jaume I de Castelló (UJI) ha participado en este trabajo, cuyo objetivo es el desarrollo de materiales orgánicos fotovoltaicos menos tóxicos y viables para la producción industrial.
Los objetivos de Sunflower eran muy ambiciosos, según el investigador del Departamento de Física integrado en la INAM Antonio Guerrero, puesto que se pretendía no solo mejorar la estabilidad y eficiencia de los materiales fotovoltaicos, sino también reducir sus costes de producción. El hecho de prescindir de disolventes halogenados, no compatibles con los métodos de producción industrial, reduce la carga tóxica de los materiales y garantiza el salto del laboratorio a la industria.
Investigación para impulsar las energías renovables
Un consorcio formado por 17 instituciones ha llevado a cabo este proyecto europeo del ámbito de la nanotecnología durante cuatro años y con un presupuesto global de 14,2 millones de euros, con una financiación de 10,1 millones del Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea.
La implicación del INAM en estos proyectos es de gran interés porque una de sus líneas prioritarias de investigación son los nuevos materiales para desarrollar las energías renovables. Su participación se ha centrado en mejorar el aspecto de reactividad química de los materiales o la compatibilidad estructural. Los investigadores de este instituto han trabajado para pasar de los conceptos de la electrónica inorgánica en células fotovoltaicas a la parte de la electrónica orgánica, aprovechando las facultades de absorción y conducción de materiales plásticos para comprobar su capacidad de producción solar, un uso poco habitual porque normalmente se utilizan como aislantes eléctricos.
Materiales orgánicos de gran versatilidad
En los laboratorios de la UJI se han estudiado los materiales orgánicos, unos dispositivos muy complejos porque tienen hasta ocho capas nanométricas. Se han realizado mediciones eléctricas avanzadas para ver dónde se encontraban las pérdidas energéticas y, de este modo, poder informar a los productores de materiales y dispositivos con objeto de mejorar la estabilidad y eficacia de las células solares.
Gracias a los resultados obtenidos, los investigadores del INAM estiman que la tecnología fotovoltaica orgánica (OPV) impresa se convertirá en parte de nuestra vida cotidiana, ya que sus posibilidades de aplicación son numerosas, desde dispotivos móviles hasta la arquitectura.