Investigadores españoles del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid son los coordinadores de Amadeus, proyecto del programa Horizonte 2020 que busca el desarrollo de nuevos dispositivos de almacenamiento basados en el silicio fundido. Su objetivo es almacenar energía a temperaturas superiores a los 1000 ºC.
Los expertos del Proyecto Amadeus tratarán de crear una nueva generación de dispositivos de acumulación energética extremadamente compactos y de menor coste para aplicaciones tan diversas como plantas termosolares o la cogeneración en domicilios y distritos.
Con un presupuesto de 3,3 millones de euros para los próximos tres años, Amadeus (Next Generation Materials and Solid State Devices for Ultra High Temperature Energy Storage and Conversion) investigará nuevos materiales y dispositivos que permitan almacenar energía a temperaturas en el rango de los 1.000 y 2.000 ºC. De esta forma, se pretende romper con la barrera de los 600ºC, raramente superada por los sistemas actuales empleados en centrales termosolares.
Un concepto patentado por la UPM
Para conseguirlo, los expertos trabajarán con distintos aleados metálicos de silicio y boro, que funden a temperaturas superiores a los 1.385ºC y que permitirán almacenar entre 2 y 4 MJ/kg, “un orden de magnitud superior a la de las sales empleadas actualmente”, explica Alejandro Datas, del Instituto de Energía Solar de la UPM y uno de los coordinadores del proyecto. Además, se estudiarán los materiales necesarios para contener estos metales fundidos durante largos periodos de tiempo y lograr un buen aislamiento térmico, así como los dispositivos para lograr una conversión eficiente del calor almacenado en electricidad.
Para esto último, el proyecto investigará un nuevo concepto (patentado por investigadores de la UPM) que combina los efectos termiónico y fotovoltaico para lograr la conversión directa del calor en electricidad. A diferencia de las máquinas térmicas convencionales, este sistema no requiere contacto físico con la fuente térmica, ya que se basa en la emisión directa de electrones (efecto termiónico) y de fotones (efecto termofotovoltaico).