Tras hacerse públicos los resultados de la subasta de 3.000 MW renovables, llevada a cabo por el Gobierno el pasado 17 de mayo, y antes de que se anunciara una posible segunda subasta, las reacciones de los sectores afectados no se han hecho esperar. Una de los más perjudicadas en el reparto de megavatios ha sido la industria fotovoltaica. Su patronal, UNEF, ha indicado que los resultados ponen de manifiesto que esta tecnología ha competido en condiciones de discriminación.
Según UNEF, el mal diseño y las reglas de la subasta, que han generado una situación de empate entre las ofertas presentadas por la fotovoltaica y la eólica, han dado ventaja a esta última tecnología, que se ha adjudicado la totalidad de la potencia licitada, a pesar de que la fotovoltaica ha ofertado al mismo precio.
Resulta evidente que este diseño, continúa UNEF, además de incumplir con el principio de neutralidad tecnológica, no ha dejado ejercer a la fotovoltaica su competitividad. Por todo ello la asociación ya interpuesto un recurso ante el Tribunal Supremo y ha anunciado que presentará una denuncia ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea.
Tecnología competitiva
UNEF recuerda que la tecnología fotovoltaica es una de las más competitivas, al haber reducido sus costes en un 80% en los últimos años, como demuestran las subastas de energías renovables llevadas a cabo a nivel internacional, donde ha alcanzado precios récord, y lamenta que no haya podido tener un papel protagonista en nuestro país.
Este resultado implica una ocasión perdida también para los consumidores, concluye la patronal, que podrían haberse beneficiado de una reducción mayor en su factura eléctrica si se hubiera hecho un diseño basado en la libre competencia y que hubiera dado lugar a precios récord de las renovables en Europa.