Un estudio encargado por la Agencia Australiana de Energía Renovable (ARENA, por sus siglas en inglés) indica que una regulación inteligente de la red eléctrica mejoraría su fiabilidad al tiempo que reduciría las emisiones contaminantes y los importes en las facturas energéticas de los consumidores. Esta regulación debería favorecer los incentivos a la gestión inteligente de la demanda en los hogares.
El estudio Demand Management Incetives Review, elaborado por el Institute for Sustainable Futures de la University of Technology Sydney, señala, por una parte, que la inversión en infraestructuras de red para hacerla más inteligente resultará más rentable para las empresas implicadas que introducir soluciones para la gestión de la demanda. Por otro lado, estas soluciones para la gestión de la demanda benefician a los consumidores, ya que ayudan a reducir sus necesidades de electricidad y sus facturas.
Los autores del estudio concluyen que sería necesario eliminar el sesgo regulatorio que existe actualmente contra la introducción de incentivos para ayudar a los clientes a ahorrar energía a partir de una gestión inteligente de la demanda de la red mediante generación eléctrica local, soluciones de almacenamiento, etc.