India podría aumentar el uso de energías renovables para abastecer la demanda energética de una cuarta parte del país para 2030, según las conclusiones de un estudio de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA). REmap: Renewable Energy Prospects for India hace un resumen de áreas de acción que pueden desbloquear el basto potencial de energías renovables, asegurar energía limpia y sostenible para las generaciones venideras y permitir que el país cumpla los objetivos de los acuerdos climáticos de París.
Las expectativas en energías renovables para India presentadas en este informe describen cómo la energía solar jugará un papel vital representando la gran segunda fuente de uso de energías renovables con un 16%, seguida de la eólica con un 14% y la hidroeléctrica con un 7% del uso total final de energías renovables de país para 2030. Además, el país podría incrementar potencialmente el porcentaje de generación renovable en más de un tercio para 2030.
El aumento del despliegue de energías renovables podría ahorrar la economía 12 veces más de sus costes para el año 2030, creando trabajos, reduciendo las emisiones de CO2 y asegurando un aire más limpio. Además, las tecnologías de energías renovables identificadas en el informe podrían reducir la demanda de combustibles fósiles (carbón y petróleo) entre un 17 y 23% para 2030, comparado con un negocio de un escenario habitual.
Transformación del sistema eléctrico
Alcanzar la demanda eléctrica de India, que crece un 10% al año durante la última década, y conseguir los objetivos de crecimiento económico del país, requieren inversiones significativas en la capacidad de generación eléctrica y su infraestructura relacionada, y en los sectores de transporte, edificios e industria, creando así oportunidades para el despliegue de energías renovables.
India también necesitará acelerar la transformación de su sistema eléctrico para integrar mayor cantidad de renovables mediante el fortalecimiento de las redes de transmisión, la reducción de pérdidas en la red y la mejora general de la resiliencia del sistema energético mediante la inversión en sistemas más flexibles que evalúen la demanda-respuesta, interconexiones y almacenamiento, así como un mayor transporte y sinergias del sector eléctrico.