La inversión global en energía disminuyó un 12% en 2016, el segundo año consecutivo de descenso, si bien ha crecido el gasto en eficiencia energética y el de redes eléctricas ha estado más compensado por una continua caída en los negocios de gas y petróleo. Estos datos se desprenden de una nueva edición del informe World Energy Investment 2017 (Inversiones Mundiales en Energía), publicado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, de sus siglas en inglés).
El gasto en redes eléctricas aumentó un 6%, si bien este incremento ha estado compensado por ese continuo descenso en las inversiones de gas y petróleo, cuyos negocios se han visto recortados en una cuarta parte. Según este estudio, es la primera vez que el sector de la electricidad se sitúa por delante de los de petróleo y gas, dispuesto a ser el mayor destinatario de las inversiones energéticas.
Sin embargo, los negocios en petróleo y gas todavía representan dos quintas partes de la inversión en suministro energético global, a pesar del descenso de un 38% en inversiones de capital en estos sectores entre 2014 y 2016. Como resultado, la parte de las inversiones en energía de bajo consumo de carbono, incluidas las redes eléctricas, crecieron seis puntos porcentuales hasta el 43% durante el mismo periodo.
Aumento en las inversiones en redes eléctricas
De acuerdo con el informe, la inversión global en electricidad se redujo un poco menos del 1% hasta 718.000 millones de dólares, con un aumento en el gasto en redes compensando parcialmente por una caída en la generación eléctrica. La inversión en nuevas capacidades de energía basada en energías renovables, de 297.000 millones de dólares, permaneció como la mayor área de gasto en electricidad, a pesar del descenso del 3%.
Y es que, la inversión en renovables fue un 3% inferior con respecto a la realizada hace cinco años, pero las adiciones de capacidades fueron un 50% superior y la producción esperada de esta capacidad, un 35% más, gracias al descenso en costes unitarios y mejoras tecnológicas en solar fotovoltaica y eólica.
Almacenamiento eléctrico y redes de distribución
Según se desprende de este estudio, el gasto en redes eléctricas y almacenamiento continuó su constante crecimiento en los últimos cinco años, alcanzando un total de 277.000 millones de dólares en 2016. China representó un 30% del gasto en redes, impulsado por las redes de distribución y un crecimiento significativo de transmisión a gran escala.
Un 13% fue para India y Sureste asiático, donde la red se está expandiendo rápidamente para acomodarse a la creciente demanda. En Estados Unidos, un 17% del total, y Europa, un 15%, el aumento de la proporción va a sustituir a los activos envejecidos de transmisión y distribución.
El papel de las tecnologías digitales en la red eléctrica
En general, la red se está modernizando y moviéndose de un negocio de electricidad tradicional a una plataforma integrada para datos y servicios, posibilitada por un rápido progreso en información digital y tecnologías de la comunicación, que crecieron más de un 10% en el gasto de redes. La inversión en almacenamiento de energía basado en baterías a escala de red se está reforzando rápidamente, alcanzando más de mil millones de dólares en 2016.
El papel futuro de las tecnologías digitales para la generación, manejo y comunicación de datos ha situado en el centro de los debates energéticos. Aproximadamente, se invirtió 47.000 millones de dólares en 2016 en infraestructura y software hacia la digitalización del sector eléctrico para facilitar una operación más flexible en la red, gestión de la demanda e integración de recursos renovables.
Flexibilidad en el sector eléctrico
La continua inversión en activos flexibles para asegurar la adecuación a un sistema durante periodos de picos de demanda (y para ayudar a integrar altos porcentajes de eólica y solar fotovoltaica en el sistema) es esencial para la seguridad energética. El informe World Energy Investment señala que todavía no está claro si los modelos de negocio de la actualidad están fomentando la inversión necesaria en activos eléctricos flexibles.
La mayor parte de la flexibilidad, que se ha introducido hasta ahora, ha venido de los activos existentes, principalmente de la capacidad despachable y de interconexiones de transmisión. En 2016, la cantidad de nueva capacidad de generación flexible y el almacenamiento en red cayó a los 130 GW, su menor nivel en más de una década.
Por primera vez, esta capacidad fue virtualmente combinada por los 125 GW de solar fotovoltaica y eólica encargadas en 2016, cuyos tiempos de construcción son generalmente mucho más cortos. El aumento del 6% en inversiones de redes eléctricas en 2016, con un mayor papel de las tecnologías digitales, apoya la modernización de la red en el desarrollo de la integración de renovables variables. Sin embargo, las nuevas políticas y reformas regulatorias se necesitan para fortalecer las señales de mercado para inversiones en todas las formas de flexibilidad.
Como conclusión, a inversión en nueva generación de bajo carbono necesita aumentar para mantener el ritmo con el crecimiento de la demanda de electricidad, y existe un alcance considerable para las inversiones en innovación en energías limpias mediante políticas públicas y, en particular, a través del sector privado.