El Parlamento Europeo y la Comisión alcanzaron el pasado 21 de diciembre un acuerdo provisional para la implementación de los objetivos climáticos de la Unión Europea para 2030 que persiguen la reducción de emisiones en transporte, edificios, consumo y agricultura. Los acuerdos siguen las nuevas normas recientemente alcanzadas en la contabilidad de emisiones en el uso de la tierra. Consideradas juntas, estas son bloques de edificios centrales en la política climática de la Unión Europea y su transición a una economía baja en carbono.
Ambas propuestas forman parte de la implementación de las prioridades de la Comisión de Juncker para una Unión energética resiliente y una política de cambio climático que mire hacia delante y cubra más del 50% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Las propuestas juegan, por tanto, un papel decisivo en alcanzar los compromisos de la Unión Europea en los Acuerdos de París para reducir emisiones en, al menos, un 40% hasta 2030, comparadas con los niveles de 1990.
Unión Energética
Estos acuerdos, junto con la revisión recientemente apoyada del sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea (ETS, de sus siglas en inglés) después de 2020, implica que el marco legal de la política climática de la Unión Europea de 2030 está ahora en el lugar. Muestra que el trabajo para lograr la Unión Energética va por buen camino y que se está realizando el trabajo iniciado por la Comisión de Juncker.
Los principales elementos del acuerdo son:
- Reducción de un 30% de las emisiones, comparadas con 2005 en los sectores no cubiertos por los EU ETS (especialmente en transporte, edificios, consumo y las no emisiones de CO2 de la agricultura).
- Una distribución justa del esfuerzo entre los Estados Miembro, con objetivos anuales nacionales basados primariamente en GDP per cápita.
- Un punto de inicio para la trayectoria objetivo con incrementos en las ambiciones medioambientales.
- Un sistema finalizado y varias flexibilidades para los Estados Miembro que les permitan alcanzar sus objetivos coste-efectivo, que incluyan nuevas flexibilidades relacionadas con los EU ETS y LULUCF y una nueva reserva para Estados Miembros que superaron los objetivos nacionales de 2013-2020 pero solo si la Unión Europea como un todo logra la reducción del 30% del objetivo para 2030.