¿Se imaginan en un futuro poder recargar su vehículo eléctrico en la farola de su calle? ¿O que siempre que nos bajemos del coche podamos encontrar un punto de recarga disponible en numerosos y diferentes espacios públicos? Pues ya hay un proyecto pionero puesto en marcha para que sea una realidad próxima, que aspira a terminar con la escasa o nula existencia de puntos de recarga en muchos municipios hoy en día. De hecho, en Londres ya es una prueba piloto.
Se trata de un proyecto de Siemens con la tecnología de la startup Ubitricity, que permite obtener electricidad a partir de los recursos renovables de la red en casi cualquier ubicación, y de esta manera convertir las farolas en puntos de recarga eléctricos.
Puntos de recarga en lugares adecuados
Tal y como explican desde la compañía, no solamente se necesita suficiente electricidad generada de manera renovable, sino que también son precisos puntos de recarga instalados en los lugares correctos, especialmente donde los vehículos se estacionan durante largos períodos de tiempo, como pueden ser nuestro trabajo o nuestra casa.
Las personas que conviertan los tiempos de estacionamiento en tiempos de recarga, se irán con las baterías completamente cargadas y ayudarán a extender el uso de energías renovables, ya que sus automóviles se convertirán en dispositivos de almacenamiento de energía.
En este sentido, Siemens ha apostado por Ubitricity, una startup con sede en Berlín que ha desarrollado una tecnología que permite a los conductores obtener electricidad generada a partir de recursos renovables de la red en casi cualquier ubicación.
Esta tecnología podría convertir los vehículos en dispositivos inteligentes de almacenamiento mientras están conectados a la red.
Tecnología inteligente
En concreto, la tecnología de Ubitricity abarca tres elementos:
- Un medidor de electricidad inteligente que se incorpora al cable de carga y gestiona la facturación de la batería.
- Un contrato de electricidad móvil que está vinculado al cable de carga.
- Tomas de corriente que se pueden instalar en cualquier lugar.
Conocidos como SimpleSockets (enchufes simples), estas tomas de corriente se pueden instalar de forma económica en parkings, en edificios residenciales y comerciales, y en sistemas de infraestructuras existentes como las farolas.
En un proyecto piloto, los primeros SimpleSockets se han instalado ya en docenas de farolas de diferentes distritos londinenses. Los conductores simplemente tienen que estacionarse junto a ellas y activar el móvil para comprar la electricidad que se les factura de manera directa.
Facturación de la electricidad consumida
Después de insertar un cable inteligente en la toma, el sistema identifica el punto de recarga y conecta la alimentación. Una vez completado el proceso de carga de la batería, los datos asociados se envían a Ubitricity a través de un enlace seguro de comunicaciones móviles. Después, la empresa reenvía los datos a los proveedores de energía móvil, que facturan cada mes a los usuarios la electricidad consumida.
«Idealmente, el cable de carga inteligente hará que la recarga de los vehículos eléctricos sea tan fácil como usar un smartphone», explica Frank Pawlitschek, CEO y cofundador de Ubitricity.
Debido a que las tomas de corriente se pueden instalar de forma económica en paredes y farolas y casi no producen gastos periódicos, resultan ideales para estructuras grandes como las del alumbrado urbano.
Cables de carga inteligente y medidores eléctricos
Además, la tecnología también podría brindar otros beneficios en el futuro porque los cables pueden controlar los procesos de carga en línea con las cargas de red e integrar los vehículos en la red inteligente para su uso como dispositivos de almacenamiento descentralizados. La base de esto proviene de los datos generados por los propios cables de carga inteligentes.
Sin embargo, el cable de carga inteligente no es lo último en electricidad móvil para automóviles. En el siguiente paso, desde Siemens apostarán por optimizar el medidor inteligente dentro del cable y, con el tiempo, lo transferirá a los vehículos, porque la mayoría de los componentes electrónicos que están instalados en el cable inteligente hoy en día ya están disponibles dentro de los automóviles.
“Estamos convencidos de que en el futuro los automóviles se venderán junto con los contratos de energía verde relacionados con el propio vehículo. De esa forma, los automóviles cumplirán su función como principales consumidores de electricidad dentro de la red», explica Pawlitschek.
Otras soluciones
Para los dueños de vehículos eléctricos que no tengan que dejar el coche en la calle porque disponen de garaje, Siemens también cuenta con el Puesto de Recarga de Vehículo Eléctrico WB140A de uso privado para su utilización en garajes y talleres, así como en estacionamientos semipúblicos.
Entre otras cosas, destaca por su fácil instalación, ya que el puesto puede ser rápidamente conectado a una red 230/400 V.
El programa de instalación puede limitar la corriente máxima en el momento de su puesta en marcha para adaptarse a las condiciones existentes del sistema eléctrico. El cable de carga se fija a la unidad y se coloca alrededor de la carcasa para un fácil almacenamiento.
El avance hacia el futuro de la movilidad eléctrica es más que evidente gracias al impulso de nuevos proyectos, ideas y productos. De hecho, las administraciones y entidades tienen puesta la mirada hacia este objetivo.
Fomentar el uso del vehículo eléctrico es el nuevo reto de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). En concreto, aspira a poner en circulación 100 millones de vehículos cero emisiones en todo el mundo antes de 2030 para cumplir con los objetivos marcados por el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
Asimismo, el Ayuntamiento de la capital francesa podría prohibir que los vehículos con motores de combustión se muevan por la ciudad a partir de 2030 y también para ese año, la Unión Europea prevé que el 30% de todos los vehículos nuevos estén equipados con sistemas eléctricos u otros alternativos.
Proyectos y políticas se encaminan para hacer realidad la idea de un transporte libre de gases de efecto invernadero.