Hace no demasiado tiempo, China tenía la fama de estar carbonatada, contaminada y rodeada por una nube tóxica, pero esto está cambiando, además, de forma rápida.
Actualmente, el país está inviertiendo cada año más en energía eólica, solar e hidroeléctrica, más que ningún otra nación en el mundo. Esta semana ha reforzado aún más su papel como líder global en energías renovables con la inauguración de la planta flotante de energía solar más grande del planeta.
La instalación está localizada en la ciudad de Huainan, al este de China, concretamente en la provincia de Anhui. Cuenta con una capacidad de 40 MW, energía suficiente como para dotar de energía a una pequeña ciudad. Como señal de un agradable simbolismo, la planta flota sobre una región en la que predomina la minería de carbón.
Las ventajas de las plantas flotantes
Las matrices solares flotantes se llevan usando desde hace poco más de una década y tienen numerosas ventajas: No ocupan espacio en la tierra y el efecto de condensación del agua en la que flotan las hacen más eficientes. Además, también pueden ayudar a mitigar la evaporación del agua potable o de riego con la interceptación de la luz del sol antes de que llegue a la superficie de los embalses.
El Foro Económico Mundial destaca el dominio chino en la carrera planetaria por el liderazgo en las energías renovables. Señala que, mientras que la tecnología se afianza, la planta de Huainan crece a pasos agigantados. Previamente, el título de la planta solar flotante recaía sobre una instalación de 6,3 MW localizada en Reino Unido. Esta será eclipsada por la planta en Japón, que entrará en línea el próximo año y que producirá 13,7 MW, aún muy por detrás de la planta recién estrenada en China.
Además de acelerar su inversión en energías renovables, China también ha estado frenando el consumo de energía fósil. En enero del presente año, la regulación de energía del país puso fin a más de cien centrales eléctricas de carbón en construcción con una producción combinada de cien gigawatios.