‘La fiscalidad energética. Sentido, objetivos y criterios’ es el título de la última publicación presentada por la Fundación Naturgy en la que se identifican y describen los impuestos y cargas fiscales que gravan las diferentes fases del ciclo integral de la energía. El estudio pone de manifiesto la necesidad de simplificar y homogeneizar la fiscalidad energética sin incrementar su carga impositiva.
Se trata de un documento elaborado por el fiscalista Juan Carpizo y las abogadas especializadas en fiscalidad Eugenia Montaña y Teresa Checa.
En la presentación del libro la semana pasada, el presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, explicó que la publicación aporta datos para poder valorar si el destino de lo recaudado es más o menos finalista. “De la compilación y la evaluación realizada en el estudio, se deduce el carácter básicamente recaudatorio de estos gravámenes en la actualidad en nuestro país”, afirmó Villaseca, que añadió que “la fiscalidad energética actual no se destina siempre de forma prioritaria a resolver los problemas energéticos y ambientales que dieron lugar al impuesto”.
Reflexiones del estudio
Según afirman los autores en el libro, “no podemos encontrar ningún impuesto cuyo objetivo prioritario sea incidir en la reducción de comportamientos contaminantes o en el fomento de un uso energético más eficiente”.
Asimismo, en el estudio se afirma que “un tributo medioambiental debe gravar los efectos nocivos para el medio ambiente provocados por aquellas actividades que los originen”, bajo el principio general de la tributación medioambiental de que “el que contamina, paga, pero todo aquel que contamina, no sólo algunos”.
El libro recuerda que uno de los principales retos en relación con la política y la legislación medioambientales de la Unión Europea es “mejorar la fiscalidad medioambiental, así como reducir las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente”, y para ello, “los impuestos medioambientales son una pieza clave”. Sin embargo, en la última década ha habido una cierta dispersión normativa y un enfoque heterogéneo a escala regional e incluso local, apuntan en la publicación.
En la actualidad, el sector energético es el principal contribuyente dentro de la fiscalidad medioambiental.