‘Minirredes para 500 millones de personas: Perspectivas del mercado y manual para los encargados de tomar decisiones’, es el título del nuevo informe del Banco Mundial, el estudio más completo sobre minirredes que existe hasta el momento, según la entidad. El documento asegura que, a más tardar en 2030, las minirredes, antes consideradas una solución para necesidades específicas, podrán suministrar electricidad a 500 millones de personas y ayudar así a reducir la brecha energética.
En el informe se proporciona a los encargados de formular políticas, los inversionistas y los desarrolladores inmobiliarios distintas ideas sobre cómo pueden ampliarse las minirredes. Asimismo, se evalúa el mercado y la industria globales, se analizan costos e innovaciones tecnológicas, y se demuestra la importancia de las microfinanzas y del uso rentable de la electricidad.
Análisis de las minirredes
Según el informe, en comparación con los sistemas de red principal y de energía solar para uso doméstico, las minirredes constituyen una solución más viable para áreas con alta densidad poblacional y demanda media de electricidad. Por lo general, señalan que los costes de extender la red principal para brindar servicio a comunidades remotas son elevados.
En todo el mundo, las cifras aportadas revelan que ya se han instalado alrededor de 19.000 minirredes en 134 países, lo que representa una inversión total de 28.000 millones dólares americanos y permite abastecer de electricidad a unos 47 millones de personas. La mayor parte de las minirredes se encuentra en Asia, mientras que la proporción más importante de las instalaciones previstas corresponde a África.
En la actualidad, la inversión total en minirredes en países con poco acceso a la electricidad en África y Asia asciende a 5.000 millones de dólares. Se calcula que para conectar —a más tardar en 2030— a 500 millones de personas a 210.000 minirredes en estas regiones se necesitan 220.000 millones de dólares.
Desde el Banco Mundial aseguran que es necesario que los países de todo el mundo movilicen activamente la inversión privada, por ejemplo, estableciendo políticas que respalden programas integrales de electrificación, promoviendo modelos comerciales viables y proporcionando fondos públicos.