La Asociación Empresarial Eólica (AEE) presentó ayer la nueva edición del Estudio Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España. El informe, elaborado por la firma de consultoría Deloitte, analiza el año 2018 del sector eólico en España, y entre las conclusiones más relevantes destaca que la energía eólica ocupa un papel relevante para la economía española.
Respecto a los principales datos de 2018, el documento revela la contribución total al PIB (3.584 millones de euros), generación de empleo (23.972 profesionales), mejora de la balanza de pagos, reducción en la dependencia energética y en los gastos en importaciones de combustibles fósiles (9,5 millones de tep), reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (26 millones de toneladas de CO2), y reducción en los precios de la electricidad.
En concreto, en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas por la sustitución de combustibles fósiles, se mitigaron 26 millones de toneladas de CO2 en 2018, y se evitaron en importaciones de combustibles fósiles 9,5 millones de teps (valoradas en 1.699 millones de euros).
La energía eólica en cifras
Según el informe, a finales de 2018 España contaba con 23.484 MW de potencia instalada y la generación eólica fue de 49.750 GWh, lo que supone una cobertura de la demanda del 19%.
A nivel mundial, la potencia eólica instalada continúa creciendo con fuerza. En 2018, se alcanzaron los 591.549 MW (entre terrestre y marina).
España mantiene una quinta posición en potencia instalada con un 4%, situándose por detrás de China (35%), Estados Unidos (17%), Alemania (10%) e India (6%).
Medidas a llevar a cabo
El incremento de potencia eólica anual en España en 2030 debe ser de 2.200 MW para llegar al objetivo de 50 GW en el año de referencia. El informe confirma que para que este crecimiento lineal y sostenible de la aportación eólica sea posible es preciso acometer diferentes medidas, como consolidar objetivos de instalación de potencia eólica ambiciosos con ritmos constantes y adecuados de instalación, y establecer marco regulatorio estable, predecible y favorable a largo plazo.
También se aboga por desarrollar mecanismos para la incorporación de potencia con calendarios factibles, y mecanismos de control de ejecución de los proyectos apropiados, además de la coordinación de las decisiones en política energética y climática con la política industrial y de innovación, de tal modo que se genere el mayor impacto positivo en los sectores industriales nacionales y en su cadena de suministro.
El informe también apuesta por favorecer la extensión de vida de las instalaciones más antiguas para garantizar la estabilidad en la capacidad de generación del parque eólico nacional, además de impulsar la eólica marina en España como una oportunidad industrial, de competitividad y de innovación.