El nuevo proyecto europeo Higreew aspira a diseñar baterías orgánicas de flujo redox que, acopladas a sistemas de energía renovable, contribuirán a mitigar el impacto del cambio climático, ya que favorecerán la utilización de sistemas de almacenamiento de energía más económicos, con mejores prestaciones técnicas y de mayor eficiencia.
Se pretende que, desde su concepción, estas baterías sean diseñadas para facilitar su reciclaje, con una densidad de energía y potencia que superará la tecnología actual, además de mejorar la eficiencia, alargar su vida útil y reducir los costes.
Electrolito orgánico en base acuosa de bajo coste
El centro de investigación vasco CIC energiGUNE lidera este proyecto. Su objetivo es desarrollar un nuevo electrolito orgánico en base acuosa de bajo coste que se integrará en una batería de flujo con un sistema avanzado de control de planta.
Así, se podrá alcanzar un coste de 0,05€/kWh/ciclo en el año 2030 que, según explican desde el centro vasco, es el desafío técnico-económico planteado por la Comisión Europea en su Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética (SET Plan) para impulsar la transición hacia un sistema energético neutro para el clima.
Higreew se llevará a cabo entre noviembre de 2019 y febrero de 2023, y cuenta con una financiación de Horizonte 2020 de 3,78 millones de euros.
Consorcio y desarrollo del proyecto
Además de CIC energiGUNE, otras ocho entidades más integran el consorcio del proyecto Higreew. Por su parte, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Bohemia (República Checa) colaboran con el centro vasco en el desarrollo de los materiales clave (membrana, electrolito y electrodo) para dotarlos de mejores prestaciones técnicas, alargar su vida útil y facilitar su reciclaje.
Estos materiales serán integrados en una celda para hacer los primeros test de validación por parte de la ingeniería británica C-TECH, con experiencia en diseño de equipamiento electroquímico, y la checa Pinflow, especializada en baterías de flujo de vanadio.
La integración de todos los desarrollos en el prototipo diseñado por la ingeniería británica Heights y Gamesa Electric se iniciará en el año 2021.
Finalmente, el sistema desarrollado será testeado y validado en la planta de Siemens Gamesa en La Plana (Valladolid), donde se llevarán a cabo análisis de seguridad, viabilidad técnico-económica y Análisis de Ciclo de Vida.
El proyecto busca demostrar que las baterías orgánicas de flujo pueden ser una alternativa sostenible a las de vanadio, material incluido en la lista de materias primas críticas por la Comisión Europea.