La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) ha publicado su primer informe sobre las perspectivas mundiales de las energías renovables, Global Renewables Outlook. En él se constata el potencial de este tipo de energía para la transformación energética global y se muestra el camino para crear un futuro sistema energético sostenible.
El informe muestra las opciones de inversión climáticamente seguras hasta el año 2050, el marco de políticas necesario para la transición y los desafíos que enfrentan las diferentes regiones.
Se trata de un análisis exhaustivo de Irena que describe las inversiones y las tecnologías necesarias para descarbonizar el sistema energético según el Acuerdo de París, y que también explora opciones de descarbonización más profundas para los sectores más difíciles, con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 a cero.
Un análisis que llega además en un marco salpicado por la crisis sanitaria y económica del COVID-19, un marco que desde Irena recalcan que requiere de una respuesta decidida a gran escala guiada por medidas sociales y económicas apropiadas. Si actualmente los países analizan sus opciones de estímulo económico, también deben hacer frente al reto de garantizar la sostenibilidad y reforzar la resiliencia. El informe subraya que continúa siendo necesaria una ruta acelerada para cumplir los objetivos climáticos mundiales mediante la descarbonización.
Entre las medidas de recuperación después de la pandemia del COVID-19, el documento destaca las redes eléctricas flexibles, soluciones de eficiencia, recarga de vehículos eléctricos, almacenamiento de energía, energía hidroeléctrica interconectada, hidrógeno verde y otras inversiones tecnológicas consistentes con la sostenibilidad energética y climática a largo plazo.
Diferentes escenarios y perspectivas
El informe Global Renewables Outlook analiza diferentes escenarios y perspectivas:
- Escenario energético previsto (Planned Energy Scenario, PES): refleja los planes actuales y otros objetivos y políticas previstos, incluidas las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) en virtud del Acuerdo de París.
- Escenario de transformación energética (Transforming Energy Scenario, TES): describe una ruta ambiciosa, pero realista, basada en la ampliación de las energías renovables y la eficiencia a un ritmo que permita cumplir los objetivos climáticos.
- Perspectiva de descarbonización más profunda (Deeper Decarbonisation Perspective, DDP): examina las opciones para reducir aún más las emisiones de CO2 de los procesos industriales y relacionados con la energía, incluidas las posibilidades de reducirlas a cero.
- Escenario energético de referencia (Baseline Energy Scenario, BES): refleja las políticas vigentes en el Acuerdo de París en 2015, agregando una visión histórica reciente en desarrollos energéticos donde sea necesario.
- Análisis socioeconómico: vincula los sistemas energéticos y las economías en un marco coherente, global y cuantitativo a través de un modelo macroeconómico (modelo E3ME).
El informe se basa en el enfoque REmap (Hoja de ruta de energía renovable) de Irena, que ha formado la base para una sucesión regional global desde 2014, así como en el análisis socioeconómico que captura una imagen cada vez más completa del impacto de la transición energética en economías y sociedades.
Vías para la reducción de emisiones
Desde el año 2010, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía han aumentado, de media, en un 1% por año. Sin embargo, el nuevo informe de Irena analiza diferentes vías para reducir las emisiones mundiales de CO2 como mínimo en un 70% para el año 2050. Más del 90% de esa reducción se obtendría a través de las energías renovables y de medidas de eficiencia energética.
Además, la perspectiva de descarbonización más profunda muestra una ruta hacia las cero emisiones. Sobre la base de cinco pilares tecnológicos, en especial el hidrógeno verde y la electrificación de uso final ampliada, podrían ayudar a reemplazar los combustibles fósiles y reducir las emisiones de la industria pesada y los sectores difíciles de descarbonizar.
De hecho, la última parte de las emisiones de CO2 será la más difícil y costosa de eliminar. Con una transición energética ambiciosa, aún quedarían emisiones mundiales equivalentes a un tercio de los niveles actuales aproximadamente, y los sectores de alto consumo energético, el transporte marítimo y la aviación continuarían registrando elevados niveles de emisión en 2050.
Esta perspectiva de descarbonización más profunda refleja opciones para que dichos sectores logren las cero emisiones. Aunque queda mucho por analizar, se estima que un 60% de la reducción en este tramo final podría conseguirse gracias a las energías renovables, hidrógeno verde y la electrificación basada en renovables, así como a través del desarrollo de una cadena de suministro para una bioenergía sostenible y promover cambios de comportamiento y otros cambios estructurales.
Inversiones en los diferentes escenarios
Respecto a las inversiones, una ruta segura para el clima requeriría una inversión acumulada en materia energética de 110 billones de dólares estadounidenses para 2050, pero para conseguir una neutralidad total en las emisiones de carbono habría que sumar otros 20 billones.
Si la ruta hacia una descarbonización más profunda requiere una inversión total en materia energética de hasta 130 billones de dólares, Global Renewables Outlook revela que los beneficios socioeconómicos de dicha inversión serían enormes. La transformación del sistema energético podría impulsar un aumento acumulado del PIB mundial, respecto a la situación actual, de 98 billones de USD de aquí a 2050.
En concreto, la transformación del sistema energético requiere que más del 80% de la inversión total de energía se invierta en energías renovables, eficiencia energética, electrificación de uso final, actualizaciones de redes eléctricas y flexibilidad de la red.
La transformación prevista se amortizaría de manera efectiva, pues según el informe de Irena cada dólar gastado produciría entre 3 y 8 dólares. El escenario de transformación energética costaría 19 billones dedólares más que el escenario energético previsto, pero también generaría beneficios por un valor mínimo de 50 billones para 2050.
Por su parte, la perspectiva de descarbonización más profunda costaría 16 billones de dólares más para lograr las cero emisiones netas, o 26 billones más para eliminar completamente las emisiones de CO2, con un costo total de 45 billones, si bien el ahorro acumulado también sería superior, de 62 billones o más.
Creación de millones de empleos
Asimismo, la perspectiva de mayores inversiones en energías renovables conllevaría a que los empleos en energías renovables alcanzarían los 42 millones a nivel mundial para el año 2050, cuatro veces más que su nivel actual.
Además, las medidas de eficiencia energética crearían 21 millones de puestos de trabajo, y otros 15 millones de personas trabajarían en los ámbitos relacionados con las redes eléctricas y la flexibilidad energética.
Los empleos en el sector de la energía en general alcanzarían los 100 millones en 2050, unos 40 millones más que en la actualidad. Y la transición generaría unos 7 millones de empleos nuevos en todos los sectores de la economía en comparación con los planes actuales.
Análisis en diez regiones del mundo
El informe examina las rutas de transición energética y socioeconómica en diez regiones del mundo. Las energías renovables, la eficiencia y la electrificación componen un eje de acción claro para reducir la mayor parte de las emisiones a escala regional y nacional.
Pese a la diversidad de rutas de transición, todas las regiones registrarían mayores cuotas de uso de la energía renovable. El Sudeste Asiático, América Latina, la Unión Europea y África Subsahariana estarían a punto de alcanzar en 2050 cuotas de entre el 70% y el 80% en sus combinaciones totales de fuentes de energía.
También se produciría un incremento generalizado de la electrificación de los usos finales, como la calefacción y el transporte. En Asia Oriental, América del Norte y gran parte de Europa se superaría el 50%.
Además, todas las regiones mejorarían considerablemente su bienestar y registrarían aumentos netos de empleo en el sector energético, a pesar de las pérdidas en los combustibles fósiles. Aunque el incremento del empleo regional en el conjunto de la economía se distribuiría de manera desigual.
Coordinación a escala internacional, regional y nacional
Irena sostiene que para cumplir los objetivos energéticos y climáticos será esencial elevar las ambiciones regionales y nacionales, así como necesario intensificar la cooperación internacional. El informe concluye que reforzar la coordinación a escala internacional, regional y nacional será igual de importante, orientando el apoyo financiero hacia donde sea más necesario.
Irena pone al Pacto Verde Europeo como ejemplo e indica que los estímulos económicos posteriores a la crisis sanitaria de 2020 podrían llevar a muchas sociedades del mundo a seguir una dirección similar.
A medida que los gobiernos responden a la crisis del COVID-19, la Agencia Internacional de Energías Renovables defiende que deben trabajar juntos hacia un Acuerdo Verde Global, reconocer las ventajas de las energías renovables y la eficiencia, garantizar una transición justa para todos y allanar el camino para una economía global limpia y baja en carbono.