El nuevo informe ‘Seguimiento de ODS 7: El Informe de Progreso Energético (2020)’ asegura que el mundo no podrá garantizar el acceso universal a la energía asequible, confiable, sostenible y moderna para el año 2030 a menos que los esfuerzos se amplíen de manera significativa.
Se trata de una publicación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que se analiza el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 sobre energía asequible y no contaminante.
Sin acceso a la electricidad
Antes del comienzo de la crisis del COVID-19, según el documento se habían alcanzado avances significativos en varios aspectos del ODS 7, incluyendo una reducción notable en el número de personas en todo el mundo que carecen de acceso a la electricidad, una fuerte absorción de energía renovable para la generación de electricidad y mejoras en la eficiencia energética.
Sin embargo, el informe destaca que, a pesar de estos avances, los esfuerzos mundiales siguen siendo insuficientes para alcanzar los objetivos clave del ODS 7 para el año 2030.
De 1.200 millones en 2010 a 789 millones en 2018, es el balance de disminución del número de personas sin acceso a la electricidad. Pero el informe revela que, según las políticas vigentes o planificadas antes del comienzo de la crisis del COVID-19, se estima que 620 millones de personas aún carecerían de acceso en 2030, el 85% de ellos en África subsahariana. Y el ODS 7 exige el acceso universal a la energía para 2030.
Aceleración de las energías renovables
El nuevo informe refleja que la participación de la energía renovable en la combinación energética mundial solo está aumentando de manera gradual, a pesar del rápido crecimiento de la energía eólica y solar en la generación de electricidad. Por ello se destaca que se requiere una aceleración de las energías renovables en todos los sectores para acercarse a alcanzar el objetivo ODS 7, con los avances en calefacción y transporte actualmente muy por debajo de su potencial.
La publicación destaca que el ritmo de progreso en todas las regiones y sectores requerirá un compromiso político más fuerte, planificación energética a largo plazo, mayor financiación pública y privada e incentivos fiscales y políticos adecuados para estimular el despliegue más rápido de nuevas tecnologías.
El documento presenta datos a nivel mundial, regional y nacional para informar sobre las decisiones e identificar prioridades para una recuperación sostenible del COVID-19 que amplíe la energía asequible, confiable, sostenible y moderna.
Esta es la sexta edición de este informe, anteriormente conocido como el Marco de seguimiento global, que como novedad este año incluye el seguimiento de un nuevo indicador, 7.A.1, sobre los flujos financieros internacionales a los países en desarrollo en apoyo de la energía limpia y renovable. Según las cifras aportadas, aunque los flujos totales se han duplicado desde 2010, llegando a 21,4 mil millones de dólares en 2017, solo el 12% llegó a los países menos desarrollados, que están más lejos de alcanzar los diversos objetivos del ODS 7.