Los investigadores de la Universidad Friedrich Schiller de Jena (Alemania) han desarrollado nuevos electrolitos poliméricos prometedores para baterías de flujo redox. Como características principales, estos materiales son flexibles, eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
Ulrich S. Schubert, profesor en la Universidad Friedrich Schiller, explica que “los componentes que almacenan energía se disuelven en un solvente y, por lo tanto, pueden almacenarse en una ubicación descentralizada, lo que permite escalar la batería según sea necesario, desde unos pocos mililitros hasta varios metros cúbicos de solución de electrolito”.
A pesar de que las baterías de flujo redox tienen un gran potencial para ser un almacenamiento de energía del futuro, disponen de dos debilidades. La primera, es el uso frecuente de metales pesados tóxicos y peligrosos para el medio ambiente.
La segunda debilidad es la restricción del uso de un elaborado sistema de enfriamiento, ya que estas baterías solo pueden trabajar a una temperatura máxima de 40 grados. El nuevo material elimina estos dos inconvenientes.
Características del polímero
El nuevo polímero es soluble en agua, permitiéndole ser apto para el uso en un electrolito acuoso. Además, contiene hierro, lo que le proporciona la capacidad de almacenar la electricidad.
En cuanto a la temperatura máxima de trabajo, este polímero soporta hasta 60 grados, disminuyendo el gasto adicional de otros dispositivos para rebajar la temperatura. Los investigadores también descubrieron que este polímero era más eficiente que los predecesores.
Esta investigación ha demostrado que la electricidad se puede almacenar en una solución a base de agua no peligrosa, que luego se almacena temporalmente en tanques, y la electricidad de la batería se puede usar nuevamente al día siguiente sin pérdidas significativas ni esfuerzo adicional.