El proyecto europeo BOOST (Bringing Offshore Ocean Sun to the global market) está desarrollando un innovador prototipo de planta de energía fotovoltaica flotante, que será ensayada en el banco de pruebas de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan).
El proyecto BOOST está liderado por la empresa noruega Fred Olsen Renewables, tiene un presupuesto superior a los 4 millones de euros y tendrá una duración de 30 meses. Ocean Sun (Noruega), Innosea (Francia), el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) y la propia Plocan completan el consorcio.
Necesidad de instalaciones fotovoltaicas offshore
Las plantas de energía solar deben instalarse cerca de los centros de demanda para producir grandes cantidades de energía y evitar mayores costes de transporte de energía, pero es un problema localizar grandes superficies donde situar estas plantas cerca de las áreas con gran densidad de población donde se produce esa demanda y consumo de energía.
Esto es especialmente problemático en Europa, que tiene, con mucha diferencia, el tamaño medio de planta solar fotovoltaica más pequeño del mundo y las plantas fotovoltaicas flotantes han abierto nuevas oportunidades para afrontar estas restricciones territoriales, y en la actualidad este mercado se concentra en embalses y lagos.
Las plantas fotovoltaicas flotantes offshore aún se encuentran en una etapa incipiente debido a los desafíos adicionales que suponen las condiciones del mar abierto. Las olas y los vientos son más fuertes, lo que implica que la capacidad de amarre, fondeo y carga dinámica se vuelve aún más crítica debido a la mayor frecuencia de altas cargas de olas y viento.
Tecnología del proyecto BOOST
El proyecto BOOST abordará estos desafíos con un nuevo sistema de planta fotovoltaica flotante inspirado, en parte, en la tecnología de flotación y amarre que se ha utilizado durante 20 años en aguas de Noruega por la industria de la piscicultura.
Esta tecnología de flotación y amarre se combina con una membrana hidroelástica flotante disruptiva y patentada (<1 mm grosor) que está unida a un perímetro exterior de tubería flotante para que el flotador no sea arrastrado por el amarre, incluso con fuertes corrientes, vientos y olas.
La validación de esta tecnología en aguas marinas no abrigadas que lidera el consorcio permitiría alcanzar una capacidad instalada de 1.750 MW en 5 años, contribuyendo a evitar una emisión de CO2 de 4.120 kt. Como cada planta fotovoltaica tendría una duración de al menos 25 años, el impacto a largo plazo sería 5 veces mayor.