La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) ha avanzado los resultados preliminares de su informe ‘World Energy Transitions Outlook: 1.5°C Pathway’. Entre otras cosas, recoge que ya existen numerosas tecnologías probadas para lograr un sistema energético con cero emisiones netas, y que la energía renovable, el hidrógeno verde y la bioenergía moderna dominarán el sector energético del futuro.
En un contexto en el que el horizonte del año 2030 se acerca cada vez más y la celebración de la Cumbre del Clima en Glasgow está a la vuelta de la esquina, Irena ha avanzado las claves del informe ‘World Energy Transitions Outlook: 1.5°C Pathway’ en un momento crítico en el que es necesario acelerar el cumplimiento de los compromisos climáticos globales.
El documento propone soluciones de transición energética para limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC y reducir las emisiones de CO2 a fin de detener el calentamiento global para mediados de siglo. El avance del informe, publicado en este enlace, irá seguido de la publicación del informe completo.
Claves y propuestas para acelerar la transición energética
De acuerdo con el informe de Irena, el cumplimiento de los objetivos de reducción de CO2 para 2050 requerirá la combinación de tecnología e innovación para avanzar en transición energética y mejorar la gestión del carbono; políticas de apoyo y proactivas, creación de empleo y mejoras socioeconómicas asociadas; y cooperación internacional para garantizar la disponibilidad y el acceso a la energía.
Entre los hallazgos clave, el informe recoge que, en la actualidad, ya existen en gran medida tecnologías probadas para un sistema de energía neta cero. Asimismo, la energía renovable, el hidrógeno verde y la bioenergía moderna dominarán el mundo de la energía del futuro.
Por otra parte, se necesita una combinación de tecnologías para mantener la ruta climática de 1,5ºC. Estas incluyen una producción de energía cada vez más eficiente para asegurar el crecimiento económico, sistemas de energía descarbonizados dominados por las energías renovables, un mayor uso de la electricidad en edificios, industria y transporte para apoyar la descarbonización; un aumento de la producción y el uso del hidrógeno verde, combustibles sintéticos y materias primas; y el uso específico de biomasa de fuentes sostenibles.
El texto indica también que, anticipándose a la próxima transición energética, los mercados financieros y los inversores ya están desviando el capital de los combustibles fósiles hacia otras tecnologías energéticas, incluidas las renovables.
De igual modo, señala que la inversión en transición energética tendrá que aumentar en un 30% sobre la inversión planificada hasta un total de 313 billones de dólares de aquí a 2050, es decir, un incremento promedio de 4,4 billones al año.
Además, las políticas sociales y económicas nacionales desempeñarán un papel fundamental para lograr la transición energética a la velocidad necesaria para restringir el calentamiento global a 1,5º C.