Desarrollar en los próximos años un sistema integrando en una única plataforma generación, almacenamiento de energía y captura de CO2, es el objetivo del grupo de investigación Materiales y Sostenibilidad de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Loyola en Andalucía. En concreto, los científicos plantean un novedoso sistema, combinado con el uso de biomasa y apostando por el vector energético del hidrógeno, para ofrecer una mayor flexibilidad de generación, gestión y almacenamiento de energía.
Se trata del proyecto ‘Generación y almacenamiento de energía con emisiones negativas de CO2 (CO2-FREE)’, financiado por el Programa Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Junta de Andalucía a través de Fondos FEDER. El proyecto ofrece almacenamiento de energía para varias tecnologías renovables (termosolar, fotovoltaica, eólica, etc.).
La iniciativa está liderada por los investigadores de la Universidad Loyola, y también participan investigadores de la Universidad de Sevilla, del CSIC, de la Universidad de Zaragoza y del Politecnico di Torino.
Desarrollo del proyecto CO2-FREE
La propuesta liderada por la Universidad Loyola parte de un proceso denominado Calcium-Looping (CaL), mediante el cual se alternan de manera cíclica el almacenamiento y la liberación de energía térmica, así como la captura y el almacenamiento de CO2. Con este proyecto se pretende optimizar y completar el proceso utilizando energías renovables para convertir el CO2 almacenado en energías limpias como la producción de hidrógeno y metano renovable.
Para la ejecución del proyecto se requiere el desarrollo de investigación a diferentes niveles: diseño conceptual, experimentación, modelización de procesos y estudios de escalabilidad e ingeniería.
La posibilidad de convertir la energía renovable en hidrógeno mediante electrolisis se ha venido perfeccionando a lo largo de los últimos años con la aparición de tecnologías que permiten desarrollar electrolizadores que funcionan con buen rendimiento. Sin embargo, esta conversión del excedente de energía renovable en hidrógeno abre paso a un nuevo reto: la gestión, almacenamiento y distribución a gran escala de este hidrógeno.
La conversión del hidrógeno en metano renovable no sólo contribuye a una valorización del CO2 capturado, sino que también abre la puerta al uso de las actuales redes de transporte y distribución del gas natural para la gestión del nuevo “gas renovable”, reduciendo así radicalmente el coste necesario para infraestructuras y facilitando la penetración de este vector energético.