La Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha publicado el informe ‘Global Hydrogen Review 2021’ (Revisión mundial del hidrógeno 2021). La publicación destaca que está aumentando la inversión en proyectos de hidrógeno para apoyar la transición a la energía limpia, pero que es necesario un mayor esfuerzo para reducir los costes y fomentar un uso más amplio en todos los sectores.
En la actualidad, la producción mundial de hidrógeno bajo en carbono es mínima, su costo aún no es competitivo y su uso en sectores como la industria y el transporte continúa siendo limitado pero, según el documento, existen señales de que habrá una disminución significativa de los costes y un crecimiento global generalizado del hidrógeno.
La Agencia Internacional de la Energía destaca en su informe que los gobiernos deben adoptar con mayor decisión una amplia gama de medidas políticas para permitir que el hidrógeno bajo en carbono alcance su potencial para ayudar al mundo a la descarbonización y a la seguridad energética.
Análisis actual del hidrógeno bajo en carbono
Cuando en 2019 la IEA publicó su informe sobre El futuro del hidrógeno para el G20, solo Francia, Japón y Corea tenían estrategias para el uso del hidrógeno. Hoy, 17 gobiernos, entre ellos España, han lanzado estrategias de hidrógeno, más de 20 han anunciado públicamente que están trabajando para desarrollar estrategias y numerosas empresas buscan aprovechar las oportunidades comerciales del hidrógeno. Según el informe, se están llevando a cabo proyectos piloto para producir acero y productos químicos con hidrógeno bajo en carbono, y se están desarrollando otros usos industriales. El coste de las pilas de combustible que funcionan con hidrógeno sigue cayendo y las ventas de vehículos con pilas de combustible están aumentando.
El informe ‘Global Hydrogen Review 2021’ de la IEA sostiene que se necesitan inversiones y políticas para cerrar la brecha de precios entre el hidrógeno con bajo contenido de carbono y el hidrógeno con alto contenido de emisiones producido a partir de combustibles fósiles. Con los avances tecnológicos y las economías de escala, el coste de producir hidrógeno con energía solar fotovoltaica puede volverse competitivo, tal y como se establece en la Hoja de ruta de la IEA hacia el cero neto para 2050.
La capacidad global de los electrolizadores, que producen hidrógeno a partir del agua utilizando electricidad, se duplicó en los últimos cinco años, con cerca de 350 proyectos actualmente en desarrollo y otros 40 proyectos en etapas tempranas de desarrollo. Si todos estos proyectos se concretan, la Agencia Internacional de la Energía calcula que el suministro mundial de hidrógeno a partir de electrolizadores, que genera cero emisiones siempre que la electricidad utilizada sea limpia, alcanzaría los 8 millones de toneladas en 2030. Sería un gran aumento con respecto al nivel actual de menos de 50.000 toneladas, pero sigue siendo por debajo de los 80 millones de toneladas requeridas en 2030.
En 2020, prácticamente la totalidad del hidrógeno fue para aplicaciones industriales y de refinación. No obstante, el informe destaca que el hidrógeno tiene usos potenciales importantes en sectores donde las emisiones son particularmente difíciles de reducir, como los productos químicos, el acero, los camiones de larga distancia, el transporte marítimo y la aviación.
Recomendaciones de la Agencia Internacional de la Energía
El problema más amplio, identificado por la IEA, es que hasta ahora la acción política se centra en la producción de hidrógeno con bajo contenido de carbono, mientras que los pasos necesarios para generar demanda en nuevas aplicaciones son limitados. Según indica la Agencia Internacional de la Energía, permitir un mayor uso del hidrógeno en la industria y el transporte requerirá medidas políticas mucho más fuertes para fomentar la construcción de las instalaciones necesarias de almacenamiento, transporte y carga.
El informe ‘Global Hydrogen Review 2021’ presenta una serie de recomendaciones para acciones a corto plazo más allá de la movilización de inversiones en investigación, producción e infraestructura, para que los gobiernos estimulen la demanda y reducir las diferencias de precios. También defiende la necesidad de la cooperación internacional para establecer estándares y regulaciones, y para crear mercados globales de hidrógeno.