Una iniciativa liderada por la Universidad de Oxford, en la que participan las empresas de distribución de electricidad del Reino Unido, Australia, Italia y Japón, pretende impulsar el compromiso de las comunidades energéticas locales con las redes eléctricas inteligentes y eliminar las barreras que impiden la implementación de la energía libre de carbono. El proyecto, denominado International Community for Local Smart Grids (ICLSG), ha sido presentado en el marco de la COP26, que se celebra del 1 al 12 de noviembre en Glasgow.
Tres socios del Proyecto LEO, Scottish and Southern Electricity Networks (SSEN) Distribution, Ausgrid y la Fundación Enel, junto a Low Carbon Hub (LCH), empresa social con sede en Oxford que desarrolla instalaciones de energía renovable de propiedad comunitaria, se han unido a la Universidad de Oxford para lanzar el ICLSG, cuyo objetivo es que las comunidades energéticas y las redes eléctricas compartan los aprendizajes clave de proyectos de innovación, faciliten las discusiones sobre los desafíos y respalden una transición colaborativa hacia un futuro descarbonizado.
Soluciones reales para comunidades energéticas reales
El proyecto ICLSG consiste en una actuación colaborativa internacional para intercambiar conocimientos y explorar la relación entre las comunidades energéticas y las redes inteligentes de diversas partes del planeta. El fin último es encontrar y reunir las mejores prácticas para brindar una transición inteligente, resistente y justa, abordando los principales retos para alcanzar la descarbonización en sectores como la movilidad, la calefacción o la refrigeración.
Los grupos de comunidades energéticas tendrán un papel fundamental en la iniciativa ICLSG, guiando e informando las discusiones para asegurar que los desafíos y oportunidades discutidos reflejen la experiencia vivida. La entrega con éxito de redes inteligentes depende de la capacidad de participación de los hogares y las empresas.
Mediante el trabajo conjunto, se buscarán las soluciones de energía sin carbono más adecuadas para las circunstancias de cada comunidad, teniendo en cuenta, por ejemplo, la situación geográfica o las capacidades de sus redes eléctricas. Se trata, en definitiva, de crear un sistema energético ajustado a la realidad de cada lugar y justo para los consumidores, asegurando que nadie se quede atrás en la transición hacia la descarbonización.
Está previsto que las actividades de esta actuación colaborativa comiencen a principios de 2022.