El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) ha publicado el ‘Análisis del estado actual del almacenamiento detrás del contador en España’. El informe detalla la situación de los sistemas de almacenamiento que no se encuentran conectados a la red de distribución, sino que funcionan en el ámbito doméstico, de pequeños negocios y de la industria, y que son de menor tamaño, normalmente se trata de baterías.
Los avances en las soluciones de almacenamiento forman parte de la Componente 8 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), ‘Infraestructuras eléctricas, promoción de redes inteligentes y despliegue de la flexibilidad y el almacenamiento’, que, con un presupuesto de 1.365 millones de euros, contribuye a desplegar los elementos habilitadores para el aumento de la penetración de las energías renovables.
Publicado en la web del IDAE, este análisis muestra las diferentes tecnologías de almacenamiento de energía, destacando aquellas más susceptibles de ser empleadas en las instalaciones de los consumidores finales. En algunos casos, tal y como destaca la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), se pueden alcanzar unas reducciones de costes de hasta el 50-60%, en el caso de las baterías ion-litio.
Elemento clave para la flexibilidad
Además, el documento describe las barreras tecnológicas del mercado eléctrico, las económicas, regulatorias y de operación para su desarrollo, y analiza su rentabilidad. Por último, el análisis define y muestra ejemplos de nuevos modelos de negocio vinculados a este tipo de almacenamiento, así como la cadena de valor y el posicionamiento que ocupa el sector español en esta incipiente industria.
El despliegue del almacenamiento es clave para dar flexibilidad al sistema energético y, por tanto, mejorar la integración de las energías renovables, tal y como recogen el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP) y la Estrategia de Almacenamiento Energético, que estima las necesidades de almacenamiento en 20 GW para el año 2030, en el que se incluye un mínimo de 400 MW de baterías detrás del contador.