La Hoja de ruta para el desarrollo de la eólica marina y de las energías del mar en España ha sido aprobada en el último Consejo de Ministros, celebrado el pasado viernes, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). La estrategia cuenta con 20 líneas de actuación con el objetivo de alcanzar entre 1 y 3 GW de potencia de eólica marina flotante en 2030 -hasta el 40% de la meta europea de disponer de 7 GW instalados de esta tecnología renovable a finales de la década-, y hasta 60 MW de otras energías del mar en fase precomercial, como las de las olas o las mareas.
Entre las medidas contempladas en la hoja de ruta aprobada, destaca la habilitación de al menos 200 millones de euros hasta 2023 y se evaluarán las necesidades de la infraestructura portuaria, donde se deben invertir de 500 a 1.000 millones para cubrir las nuevas necesidades logísticas.
Cuatro grandes objetivos con vistas a 2030
La hoja de ruta persigue cuatro grandes objetivos con vistas a 2030. En primer lugar, establecer a España como polo de referencia europeo de I+D para el diseño, escalado y demostración de nuevas tecnologías, reforzando las plataformas de ensayo y ofreciendo el mejor entorno para probar nuevos prototipos. Para ello se activarán al menos 200 millones de fondos públicos hasta 2023 para I+D en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).
El segundo objetivo persigue convertir a España en un referente internacional en capacidades industriales, generando cadena de valor y empleo de calidad en todo el ciclo de vida de las tecnologías, optimizando las condiciones logísticas y acompañando a la iniciativa empresarial, siempre con una perspectiva de economía circular. Se incidirá en las sinergias con sectores ya punteros en el país, como el naval, el siderúrgico o la experiencia en la energía eólica terrestre.
El tercer objetivo persigue integrar la sostenibilidad como pilar central del desarrollo de las energías renovables en el mar. Además de un despliegue ordenado gracias a los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo, ahora en información pública, se aprovechará el despliegue de estas tecnologías para incorporar sistemas de monitorización del medio marino, facilitando su conservación y mejorando el conocimiento de las interacciones y afecciones de las distintas actividades.
Finalmente, el cuatro gran objetivo se basa en desplegar de un modo ordenado las instalaciones, eólicas en particular, con una regulación clara y previsible, sobre tres elementos clave: ordenación espacial, conexión a red y modelo de negocio.
Además de los 200 millones para I+D, para facilitar la aplicación de la Hoja de Ruta se contemplan numerosos programas de financiación, tanto europeos como nacionales. Entre los segundos destacan los instrumentos gestionados por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), pudiendo incorporarse otros, como la emisión de bonos verdes.
Potencia industrial y tecnológica
En la actualidad, España es una potencia eólica, tanto en fabricación de equipos -dispone del 90% de la cadena de valor- como en producción de electricidad -este año es la primera fuente de generación-, pero la eólica marina apenas se ha desarrollado por la elevada profundidad de las aguas territoriales para proyectos con cimentación fija, inviable a partir de 50 metros de profundidad.
No obstante, desde el Gobierno destacan que España es líder en soluciones flotantes para los aerogeneradores: de las 27 identificadas a escala global, siete son españolas. También es el socio europeo con más instalaciones de I+D para eólica flotante y las otras energías del mar, como la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) y la Plataforma de Energía Marina de Vizcaya (BiMEP) o la Zona experimental de aprovechamiento de energías marinas de Punta Langosteira (A Coruña).
La Hoja de ruta aprobada aprovecha la Agenda Sectorial de la Industria Eólica, que forma parte de la Estrategia de Política Industrial de España 2030 y se incluye en el componente 7 del PRTR, dedicado al despliegue e integración de las energías renovables.