El sector de los bienes de equipos para renovables y el tratamiento de los residuos de las baterías son segmentos clave en el Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE) de Economía Circular, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 8 de marzo. Se trata de una medida destinada a acelerar la transición hacia un sistema productivo más eficiente y sostenible en el uso de materias primas que pretende dar cumplimiento a los objetivos contenidos en la Estrategia Española de Economía Circular para el año 2030 y posicionar a España como referente internacional en la gestión, reciclaje y reutilización de residuos.
El proyecto, anunciado por la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, fija ayudas de 492 millones de euros y movilizará recursos superiores a los 1.200 millones de euros entre inversión pública y privada que se desarrollarán desde este año y hasta 2026. Las medidas contempladas en el plan se encuadran principalmente en el componente 12 del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia (PRTR).
Energías renovables y baterías
El despliegue que está viviendo el sector de las energías limpias en la actualidad exige gestionar los residuos generados por estas tecnologías cuando las instalaciones llegan al final de su vida útil.
Componentes como las palas de los aerogeneradores eólicos, paneles fotovoltaicos o baterías de almacenamiento deberán integrarse en un esquema de producción y reutilización circular. Por ello, el plan fomentará el ecodiseño de estos productos asociados al sector de la energía limpia, así como el desarrollo de instalaciones y sistemas que permitan incrementar la reutilización y el reciclaje de estos productos.
En cuanto a las baterías, el PERTE permitirá financiar instalaciones de tratamiento, inexistentes hoy en España, que faciliten la recuperación de materiales valiosos como el litio o el ion litio, y también el desarrollo de sistemas para implementar la segunda vida de las baterías procedentes de la movilidad eléctrica que puedan emplearse para otros usos.
Objetivos y líneas de acción
El PERTE de Economía Circular apuesta por tres objetivos fundamentales para el avance de la economía circular en la industria española. En primer lugar, el fomento del ecodiseño de los productos para hacerlos más duraderos y reparables desde su mismo origen, reduciendo los residuos. En segundo lugar, la mejora de la gestión de residuos mediante plantas de tratamiento que incrementen la reutilización, el reciclado y la incorporación de materias primas recuperadas en la producción de nuevos bienes. Por último, el impulso de la digitalización vinculada a ambos objetivos que permitirá mejorar la competitividad e innovación del tejido industrial en cualquier sector.
El plan se compone de 18 instrumentos distribuidos en dos líneas de actuación. Debido a la propia naturaleza transversal que caracteriza a la economía circular, una de las dos líneas de acción del PERTE está específicamente dirigida en los procesos productivos. Así, incorpora un programa de ayudas para el impulso de la economía circular en el ámbito de la empresa, con el objetivo de mejorar la competitividad y la innovación del tejido industrial y se distribuirá en cuatro categorías: reducción del consumo de materias primas vírgenes; ecodiseño; gestión de residuos y digitalización. Esta línea activará ayudas a las empresas por valor de 100 millones de euros en una primera convocatoria, ampliables en 92 millones adicionales en función de la acogida y demanda.
La otra línea de actuación, financiada con 300 millones de euros, es un instrumento diseñado para impulsar la implantación de esquemas circulares en España, en particular en tres industrias específicas que abordan serios retos de sostenibilidad: la textil-moda, la del plástico y la de las energías renovables. Las ayudas sumarán 100 millones de euros por cada uno de estos sectores.
Nuevo paradigma de producción y consumo
La economía circular será una de las claves de la reactivación en España, favoreciendo nuevos nichos de empleo y aportando resiliencia al aliviar la dependencia de la economía del exterior en un momento de incertidumbres en la disponibilidad de materias primas. Además, se calcula que la aplicación de los principios de circularidad a toda la economía de la Unión Europea podría aumentar el PIB comunitario en un 0,5% adicional de aquí a 2030 y crear unos 700.000 nuevos puestos de trabajo de los que al menos un 10% podrían ser españoles.
La economía circular supone un cambio de paradigma de producción y consumo en el que materiales y recursos se mantienen en la economía durante el mayor tiempo posible, se reducen al mínimo los residuos generados y se valorizan aquellos que son inevitables recuperando sus componentes para volver a introducirlos en el ciclo productivo.