Las baterías tradicionales cuando se cortocircuitan se calientan, empiezan a arder y se producen fuegos que son difíciles de apagar a no ser que se haga con polvos de cobre o procesos especiales. Para evitar esta situación, el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol) de la Universidad de Valencia y Graphenano Nanotechnologies han desarrollado la primera batería con grafeno y sin metales que no puede arder ni explotar, además de ser más segura, eficiente y sostenible.
El nuevo sistema supone una revolución en materia de seguridad al eliminar el riesgo de accidente, ya que la batería no arde ni siquiera en contacto con el agua. Esto ha sido posible retirando los metales de los colectores que, junto con el litio, pueden reaccionar, haciendo que las baterías sean más peligrosas.
Mayor conectividad, sostenibilidad y menor volumen
Por otro lado, la nueva batería utiliza grafeno en la mezcla del polímero -en vez de láminas de cobre, aluminio nickel o acero- consiguiendo que tenga una mayor conectividad y que se reduzca el peso y el volumen de los dispositivos entre un 20% y un 30%. De esta forma, la batería puede aumentar su densidad energética hasta en un 60% aprovechando la bajada de peso y volumen. Respecto a su uso, se puede emplear en cualquier sector, desde la automoción o la aviación hasta dispositivos móviles.
Además de mejorar la eficiencia, se trata de un sistema más económico que el actual, al sustituir los metales por un porcentaje de grafeno, y simplifica el proceso de producción. Este nuevo sistema también permitirá disminuir el impacto medioambiental de las baterías al no contener metales en los colectores. Al eliminar los metales que hay que extraer de las minas, se puede reducir el CO2 en un 40% y un 50%. Además, el nuevo sistema es más reciclable porque no hay cobre, ni aluminio y son menos capas.