La encuesta ‘World Energy Pulse 2023’ del Consejo Mundial de la Energía (World Energy Council) muestra que casi la mitad (46%) de los encuestados citan los intereses nacionales y el riesgo de una carrera armamentista de tecnología verde como los mayores obstáculos para avanzar en transiciones energéticas ordenadas, limpias y justas. Todo ello en un escenario en el que el sector de la energía sigue viéndose afectado la guerra en Ucrania y una lucha internacional para responder a la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU.
Para la obtención de resultados, se encuestó a más de 700 líderes y tomadores de decisiones en materia energética de 77 países. El conjunto de datos resultante ofrece una instantánea actualizada de las actitudes actuales hacia el progreso de la transición energética en función de las respuestas de toda la comunidad energética mundial.
Independencia energética
La encuesta refleja que los intereses nacionales continúan dominando, ya que el 59% de los encuestados está de acuerdo en que la independencia energética es fundamental para asegurar las agendas de seguridad climática, energética y de seguridad de sus países. Sin embargo, también se refleja la aceptación abrumadora (84%) de que la interdependencia energética es la nueva realidad global.
Por otro lado, el 86% de los encuestados señaló que administrar de manera efectiva las opciones y las compensaciones utilizando el marco del Trilema Energético Mundial (seguridad energética, asequibilidad y sostenibilidad) es el mejor enfoque para evitar transiciones desordenadas y abordar las nuevas y emergentes.
El progreso de las transiciones energéticas
Según los resultados de la encuesta, el 64% de los encuestados siguen preocupados por el ritmo y el progreso de las transiciones energéticas. A los líderes en materia de energía les preocupa especialmente que se esté impulsando una acción insuficiente de abajo hacia arriba, y el 35% de los encuestados afirma que las personas y las comunidades deben estar empoderadas para liderar las transformaciones.
Por su parte, el 43% ve los desafíos en torno a la asequibilidad y el acceso a la energía moderna como los aspectos más preocupantes para garantizar un sistema energético justo.
Otros aspectos destacados de la encuesta hacen referencia a que el enfoque en la tecnología de descarbonización (48%) supera con creces la atención que se presta a las soluciones complementarias o de adaptación, como la reutilización (4%), la eliminación (4%) y el reciclaje (3%).
Además, el 62% de los encuestados está de acuerdo en que el acceso básico a la energía limpia no es suficiente y que el acceso a energía de más calidad para el desarrollo sostenible es una necesidad apremiante. Se reconoce que la alineación del sistema financiero con los objetivos de desarrollo sostenible (39%) es la mayor brecha de implementación crítica para acelerar las transiciones energéticas.