El informe ‘Estado del clima en Europa en 2022’ se centra especialmente en la energía y pone de relieve en qué medida el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como los episodios de calor intenso, las precipitaciones fuertes y las sequías, incide cada vez más en la oferta, la demanda y las infraestructuras del sistema energético europeo. A pesar de que Europa es el continente que está experimentando el calentamiento más rápido, como nota positiva el documento destaca la proporción de energías renovables en el mix energético europeo.
La segunda edición de un informe de carácter anual ha sido elaborada conjuntamente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea.
El documento afirma que Europa es el continente que está experimentando el calentamiento más rápido. Se muestra que, desde los años 80, la temperatura en Europa ha aumentado el doble que la temperatura media mundial, y ello ha conllevado consecuencias de gran alcance para su tejido socioeconómico y sus ecosistemas. En 2022, la temperatura en la región se elevó aproximadamente 2,3 °C por encima de la media del período preindustrial (1850-1900), el valor utilizado como referencia en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Más electricidad con fuentes renovables que con gas natural
Sin embargo, el informe refleja esperanza. Por primera vez, el año pasado se generó más electricidad con fuentes renovables que con gas natural. En concreto, en 2022 la energía eólica y la energía solar produjeron un 22,3% de la electricidad de la UE, superando así al gas natural (20%).
El documento indica que los servicios climáticos —el suministro y uso de información sobre el clima para la adopción de decisiones, que abarca la recopilación de datos, el monitoreo y el análisis de variables climáticas y la generación de las correspondientes predicciones y proyecciones— son clave para apoyar la transición energética mundial hacia el cero neto en emisiones. El informe destaca su importancia para la selección de emplazamientos, la evaluación de los recursos y la financiación; el funcionamiento, el mantenimiento y la gestión de los sistemas energéticos; la integración de la electricidad en la red, y la evaluación del impacto de los sistemas energéticos; además de ser necesarios para asegurar la resiliencia de los sistemas energéticos frente a las perturbaciones climáticas y para fundamentar las medidas destinadas a aumentar la eficiencia energética.
Según una encuesta realizada por la OMM entre los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN), el 83% de los miembros europeos declararon prestar servicios climáticos en el ámbito de la energía. Sin embargo, menos de la mitad proporciona predicciones climáticas para el sector energético. Por lo tanto, el informe señala que no se ha aprovechado todo el potencial de los SMHN para apoyar la transición energética.
El verano más cálido registrado
El año 2022 estuvo marcado por el calor extremo, la sequía y los incendios forestales. La temperatura de la superficie del mar alcanzó nuevos máximos en toda Europa y se registraron olas de calor marinas, y el deshielo de los glaciares alcanzó niveles sin precedentes. Según la información de la Base de Datos Internacional sobre Desastres (EM-DAT), en 2022 los peligros meteorológicos, hidrológicos y climáticos causaron en Europa 16.365 víctimas mortales y afectaron directamente a 156.000 personas.
Para Europa, el de 2022 fue el verano más cálido jamás registrado. Varios países, entre ellos Alemania, Bélgica, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido y Suiza, vivieron el año más cálido del que se tiene constancia.
En Europa, la temperatura media anual de 2022 se situó entre la segunda y la cuarta más altas de las que se tienen datos, y se observó una anomalía de unos 0,79 °C por encima de la media de 1991 a 2020.
Por otro lado, el informe también analiza la energía nuclear. A escala mundial, en los tres últimos decenios se han incrementado las interrupciones en la actividad de las centrales nucleares debidas a condiciones climáticas adversas, aunque siguen representando una parte muy pequeña del total de las paradas de esas instalaciones. En 2021, las pérdidas de producción relacionadas con las condiciones meteorológicas supusieron aproximadamente el 0,33% de la energía nuclear generada en el mundo. El bajo caudal de los ríos y el aumento de las temperaturas y los episodios de calor extremo son los principales factores.