El Consejo Europeo ha adoptado su posición (orientación general) sobre el proyecto de reglamento por el que se establece la Ley de Industria Cero Neto, un marco de medidas para reforzar el ecosistema de fabricación de productos de tecnología cero neto en Europa. El principal objetivo de la propuesta es acelerar el despliegue industrial de tecnologías críticas necesarias para apoyar la transición hacia la neutralidad climática. La posición adoptada por el Consejo Europeo apoya los principales objetivos de la ley propuesta, aunque introduce varias mejoras.
La orientación general acordada sobre la Ley de Industria Cero Neto formaliza la posición negociadora del Consejo Europeo. Otorga a su presidencia un mandato para negociar con el Parlamento Europeo, que adoptó su posición el pasado mes de noviembre.
Fabricación europea de tecnologías de energía limpia
La Ley de Industria Cero Neto establece el punto de referencia indicativo de alcanzar el 40% de la producción para cubrir las necesidades de la UE en productos tecnológicos estratégicos, como paneles solares fotovoltaicos, turbinas eólicas, baterías y bombas de calor.
La citada ley propone facilitar las condiciones para la inversión basada en una lista de tecnologías clave, simplificando los procedimientos de concesión de permisos y priorizando proyectos estratégicos. También propone facilitar el acceso al mercado de productos tecnológicos estratégicos, mejorar las habilidades de la fuerza laboral europea en estos sectores y crear una plataforma para coordinar la acción de la UE en este área.
Además, para fomentar la innovación, la Ley de Industria Cero Neto propone la creación de marcos regulatorios específicos para el desarrollo, prueba y validación de tecnologías innovadoras.
Posición del Consejo Europeo sobre la Ley de Industria Cero Neto
La posición del Consejo Europeo apoya los principales objetivos de la Ley de Industria Cero Neto, aunque introduce varias mejoras, como ampliar el ámbito de aplicación, aclarar las normas para los procedimientos de concesión de permisos, el acceso al mercado y a la contratación pública, y promover las capacidades, la investigación y la innovación.
En comparación con la propuesta de la Comisión Europea, la posición del Consejo Europeo aumenta la lista de tecnologías estratégicas de emisiones netas cero de ocho a diez, al incluir combustibles alternativos nucleares y sostenibles. También amplía la lista de tecnologías cero neto no estratégicas a soluciones biotecnológicas para el clima y la energía, otras tecnologías nucleares y tecnologías industriales transformadoras para industrias de uso intensivo de energía.
Además, la posición del Consejo incluye un anexo con una lista no exhaustiva de productos y componentes utilizados principalmente para la fabricación de tecnologías netas cero. Y prevé una evaluación periódica de la regulación en relación con los objetivos marcados, lo que abre la puerta a incluir otras tecnologías relevantes en el futuro.
Permisos, contratación pública, investigación e innovación
Según la posición del Consejo Europeo, las tecnologías estratégicas de emisiones netas cero se beneficiarán de procedimientos de autorización simplificados y realistas y de apoyo adicional para atraer inversiones sin dejar de cumplir con las obligaciones internacionales y de la UE.
El enfoque general aclara los procedimientos de contratación pública para garantizar requisitos seguros, transparentes y armonizados para las tecnologías cero neto, así como una diversificación en el suministro de tecnologías estratégicas a la UE. En cuanto a las subastas, la propuesta del Consejo Europeo permite a los Estados miembros aplicar criterios tanto de precalificación como de adjudicación.
Respecto a la formación, la posición del Consejo Europeo apoya los objetivos generales de las Academias Europeas de Industria Net-Zero, para replicar el modelo de la Academia Europea de Baterías, en el desarrollo y suministro de contenidos de formación adaptados a las necesidades de la industria cero neto.
Asimismo, la posición del Consejo mantiene la posibilidad de que los países de la UE establezcan, por iniciativa propia, entornos de prueba regulatorios. Las empresas emergentes también deberían beneficiarse de las medidas especiales previstas para la participación de pequeñas y medianas empresas en estos sandboxes.