El informe ‘Global Energy and Climate Outlook 2023’ (Perspectiva mundial de la energía y el clima 2023: necesidades de inversión en un mundo descarbonizado) del Centro Común de Investigación (JRC, Joint Research Centre) de la Comisión Europea muestra que la inversión acelerada en energías renovables y eficiencia energética en esta década es clave para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C en el mundo. Según el ejercicio de modelización del JRC, las inversiones en el sector energético deben aumentar un 70% en esta década, alcanzando más de 3 billones de dólares para 2030, las tasas de eficiencia energética se duplicarán y el despliegue de energías renovables alcanzará los 11 TW para 2030 en el escenario de 1,5°C.
Se espera que las emisiones mundiales alcancen su punto máximo en esta década, y que después caigan a los niveles de 2017 en 2030 y conduzcan a un aumento de temperatura de 3 °C para 2100 en un escenario de referencia. Para mantener posible el objetivo de 1,5°C, el informe sostiene que se necesita una inversión masiva en la descarbonización en la década actual.
El aumento de las inversiones en tecnologías limpias compensará la disminución de las inversiones en combustibles fósiles, impulsando la demanda de inversión en diferentes sectores de la economía. El documento indica que esto requiere una mayor fuerza laboral, tanto en empleos directos como en empleos a lo largo de la cadena de valor.
Aumento de la inversión en el sector energético
Los hallazgos del informe muestran que la participación de la inversión en el sector energético en el PIB mundial en el futuro seguirá siendo en términos generales la misma que en la actualidad, lo que indica que la economía mundial puede manejar la carga de la descarbonización. Se analizan las inversiones en producción, transformación, oferta y demanda de energía, y cómo deben acelerarse durante la década actual para alinear la trayectoria mundial de las emisiones con una trayectoria compatible con el objetivo de 1,5°C.
Según el informe, el gasto anual en equipos de producción y suministro de energía aumentará un 70% en esta década, pasando de 2 billones de dólares en 2022 a casi duplicarse en 2045, alcanzando los 3,8 billones de dólares, con un aumento particularmente pronunciado en la inversión en generación de energía limpia en la década actual.
Sin embargo, el informe indica que la inversión como porcentaje del PIB mundial se mantiene en el promedio histórico del 1,4% durante el período de proyección en el escenario de 1,5°C, lo que sugiere que la carga financiera es manejable. Como reflejo del fuerte crecimiento de las inversiones en esta década, el documento predice que la proporción del PIB mundial gastada en el suministro de energía aumentará a lo largo de 2030, pero después se estabilizará y disminuirá hasta ser inferior a la actual en 2050.
Inversión en tecnologías de energía limpia
El informe ‘Global Energy and Climate Outlook 2023’ muestra que la inversión anual mundial en tecnologías de energía limpia se multiplica por seis entre 2022 y 2030 en el escenario de 1,5°C, pasando de 1 billón de dólares en la actualidad a 5,7 billones de dólares en 2030.
La inversión anual en baterías de vehículos eléctricos se multiplicará por 14 para 2030, lo que representa la mayor inversión en tecnologías limpias. El informe explica que es el resultado de un aumento de 29 veces en el despliegue para 2030 y una reducción del costo de las baterías del 60% para 2030.
Asimismo, el documento pronostica que la inversión anual en tecnologías limpias para la producción de electricidad se duplicará de 2022 a 2030. Las nuevas capacidades anuales de energía eólica marina y terrestre se multiplicarán por 8 y 2, mientras que los costos unitarios se reducirán en un 16% y un 20%, respectivamente. Por su parte, la capacidad total instalada de energía fotovoltaica aumentará un 270%, lo que se compensa con una disminución de los costes unitarios del 35%.
Además, el informe predice que las inversiones en hidrógeno y combustibles derivados del hidrógeno (e-combustibles y amoníaco) representarán alrededor de una cuarta parte de las inversiones totales en tecnologías limpias de aquí a 2050.