Una técnica permite estabilizar las redes eléctricas insulares y usar los excedentes en vehículos eléctricos

Laboratorio de Microrredes de la Universidad de Cuenca en Ecuador.

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén (Andalucía) y la Universidad de Cuenca (Ecuador) ha diseñado una técnica con la que gestionar mejor las fluctuaciones en las redes eléctricas. El objetivo es lograr la autosuficiencia energética de las islas para evitar los sobrecostes derivados del transporte y mantenimiento de redes a grandes distancias. Además, permite la acumulación de energía no consumida en baterías para su uso en vehículos eléctricos.

La técnica de ‘suavizado de energía’ se ha desarrollado en el laboratorio de Microrredes de la Universidad de Cuenca (Ecuador) con la colaboración de la Universidad de Jaén.

Uno de los principales retos de las energías renovables es evitar la gran cantidad de fluctuaciones. En el caso de los paneles solares, una nube que crea sombra puede ocasionar la reducción en el rendimiento, al igual que pasa con las turbinas eólicas debido a las ráfagas de viento. Para evitar esos picos energéticos, los sistemas automáticos regulan la tasa de rampa.

Este proceso es necesario para poder gestionar la estabilidad de la red y ajustar la producción a la demanda en tiempo real. Existen muchos métodos para llevarlo a cabo, pero el que proponen los expertos en el artículo publicado en la revista Applied Sciences, además de mejorarlos, ofrece el excedente para las baterías de vehículos eléctricos.

Los experimentos, realizados en el Laboratorio de Microrredes de la Universidad de Cuenca en Ecuador han logrado la reducción del 14% de la variabilidad en la producción y un aumento de 0,23 kWh, lo que equivale al uso continuado durante 24 horas de una bombilla de 10 W.

Técnica de ‘suavizado de energía’

La técnica ‘suavizado de energía’ utiliza baterías de ion-litio que regulan las fluctuaciones con un convertidor eléctrico bidireccional. Está basada en la lógica difusa, un enfoque matemático muy usado en sistemas automáticos, inteligencia artificial o reconocimiento de patrones. Se utiliza en entornos donde es difícil hacer previsiones con certeza, como ocurre con la meteorología. Así, permite modelar el comportamiento de sistemas complejos cuando la información de la que se dispone está incompleta o es imprecisa.

Esta tecnología, por un lado, evita las fluctuaciones de energía y permite una mayor producción sin que se deseche nada de lo que se obtiene. Por otro lado, facilita el repostaje a los usuarios y fomenta el incremento del parque automovilístico de este tipo de vehículos. Además, beneficia al medio ambiente al aumentar la producción de renovables en detrimento de los combustibles fósiles. Por último, con esta técnica se cerraría el círculo energético en las islas, lo que supone un importante ahorro económico y medioambiental.

De esta manera, al regular en tiempo real la tasa de rampa con la intervención de las baterías, logran que la energía que se obtiene en las plantas solares o eólicas sea más constante y predecible. Además, aunque la demanda sea menor que la producción, se acumula el excedente para su uso en vehículos eléctricos.

 
 
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