Con el objetivo de obtener la integración ambiental de las instalaciones de Redeia en el entorno, se ha puesto en marcha el proyecto CICA, que se basa en la implementación de crucetas poliméricas aisladas (CICA) en líneas de transporte de energía eléctrica, lo que reduce el impacto ambiental, mejora la eficiencia y asegura una infraestructura energética más sostenible y segura.
El proyecto cuenta con la colaboración del suministrador de aisladores poliméricos SHEMAR, así como Red Eléctrica y Elewit, plataforma tecnológica de Redeia. La solución de crucetas poliméricas aisladas de SHEMAR cuenta con una doble funcionalidad, ya que proporcionan soporte mecánico al conductor y aislamiento eléctrico. Además, su mantenimiento es reducido al utilizar silicona HTV de alta transferencia de hidrofobicidad.
Las crucetas poliméricas aisladas (CICA) son una solución que ofrece, entre otros, los siguientes beneficios: al disminuir el ancho de la servidumbre de vuelo y las dimensiones de los apoyos, se minimiza la afectación ambiental y social; se reduce el peso de las infraestructuras, el tiempo de montaje y los costes de operación y mantenimiento. Entre sus beneficios, también se encuentra la reducción de las emisiones de CO2 por el menor consumo de acero, así como la reducción de residuos generados en la fase de operación, durante el mantenimiento y el reciclaje de los materiales al final de su vida útil.
Reducción del impacto ambiental, y mejora de la eficiencia y la seguridad
La aplicación de la solución de crucetas poliméricas aisladas puede resultar segura y económica en la actualidad, especialmente en lugares con mayores costes de servidumbre y con altas restricciones ambientales y sociales. De hecho, la implementación de proyectos con esta solución reduce aproximadamente en un 20% el uso de acero de los apoyos, el hormigón de las cimentaciones y el ancho de la franja.
La tecnología CICA cuenta con un gran potencial para la repotenciación de líneas existentes, ya que permite aprovechar las infraestructuras para transmitir más energía sin tener que cambiar los apoyos. Adicionalmente, el avance de dicha tecnología permite considerar una vida útil de los aisladores compuestos de al menos 30 años. Además, el menor tiempo de montaje reduce los riesgos para los trabajadores, mejorando sus condiciones de seguridad.