El informe anual ‘Global Hydrogen Review 2023’ de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) señala que, aunque está aumentando la inversión y los proyectos de hidrógeno de bajas emisiones, aún se necesitan políticas para estimular la demanda en sectores como la industria pesada, la refinación y el transporte de larga distancia para acelerar su implementación.
El informe anual de la IEA muestra que el número de proyectos que han alcanzado el compromiso final de inversión se ha duplicado en los últimos 12 meses, lo que quintuplicaría la producción mundial actual de hidrógeno de bajas emisiones para 2030. Ahora, la capacidad total de electrolizadores en etapas maduras de inversión alcanza 20 GW a nivel mundial.
A pesar de los desafíos debido a las incertidumbres regulatorias, las presiones de costes persistentes y la falta de incentivos para acelerar la demanda de los consumidores potenciales, si todos los proyectos anunciados se concretan en todo el mundo, el informe indica que la producción total podría alcanzar casi 50 millones de toneladas al año a finales de esta década. Sin embargo, esto requeriría que el sector del hidrógeno crezca a una tasa anual compuesta sin precedentes de más del 90% de cara a 2030, según destaca el informe.
En 2023, China representó más del 40% de los más de 6 GW de capacidad de electrolizadores que alcanzaron el compromiso final de inversión. El país asiático copa el 60% de la capacidad mundial de fabricación de electrolizadores que, con 25 GW por año, está muy por encima de la tasa de implementación promedio a nivel mundial. Por otro lado, la IEA destaca a Latinoamérica como un potencial centro para la producción y el uso de hidrógeno de bajas emisiones.
Avance de nuevos proyectos de electrolizadores
El informe subraya que, a pesar de los nuevos proyectos, la capacidad instalada de electrolizadores y los volúmenes de hidrógeno de bajas emisiones siguen siendo bajos, ya que los desarrolladores esperan al apoyo gubernamental antes de realizar inversiones. La incertidumbre en torno a la demanda y los marcos regulatorios provoca que la mayor parte de la producción potencial aún se encuentre en la etapa de planificación o desarrollo inicial. Por este motivo, algunos proyectos más grandes enfrentan demoras o cancelaciones debido a estas barreras, junto con desafíos de permisos o problemas operativos.
La IEA destaca la brecha existente entre los objetivos gubernamentales en materia de producción y demanda. Los objetivos de producción fijados por los gobiernos de todo el mundo suman 43 millones de toneladas al año para 2030, pero los objetivos de demanda solo alcanzan 11 millones de toneladas para 2030. En este sentido, ya se han puesto en marcha algunas políticas gubernamentales para estimular la demanda de hidrógeno de bajas emisiones y de combustibles basados en hidrógeno.
Medidas como las cuotas de combustible sostenible para la aviación y el transporte marítimo están impulsando la adopción de medidas por parte de la industria, lo que ha dado lugar a un aumento de los acuerdos firmados entre productores y consumidores comerciales. Sin embargo, el informe concluye que los avances logrados hasta ahora en el sector del hidrógeno no son suficientes para cumplir los objetivos climáticos.
Reducción de costes y centros industriales para impulsar el hidrógeno
El documento destaca que el sector enfrenta presiones tecnológicas y de costes de producción, como el aumento de los precios y las cadenas de suministro limitadas para los electrolizadores. Las reducciones de costes beneficiarán a todos los proyectos, pero el impacto en la competitividad de los proyectos individuales variará, según indica el informe, y señala el caso de la producción de hidrógeno mediante electrólisis en China, que podría resultar más barata que el hidrógeno producido a partir de carbón si se cumple toda la cartera de proyectos de electrolizadores.
Asimismo, el documento insta a los gobiernos a estimular la demanda mediante los centros industriales, donde el hidrógeno de bajas emisiones podría reemplazar la gran demanda existente de hidrógeno que actualmente se satisface con la producción a partir de combustibles fósiles.