A medida que se intensifican los cuellos de botella en la cadena de suministro, los esfuerzos por ampliar y modernizar las redes de transporte de electricidad en todo el mundo enfrentan desafíos cada vez mayores, según un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Los precios y los tiempos de adquisición de componentes esenciales, como los transformadores de energía y los cables, casi se han duplicado desde 2021, lo que genera barreras significativas para los desarrolladores de redes eléctricas. El informe destaca que el desarrollo de la infraestructura de transporte es esencial para la seguridad energética y el suministro confiable de electricidad.

El informe ‘Building the Future Transmission Grid: Strategies to Navigate Supply Chain Challenges’ indica que los desafíos de la cadena de suministro que enfrenta el sector surgen a medida que el mundo avanza hacia la denominada era de la electricidad, con un consumo mundial de energía que aumentará de manera considerable en los próximos años, principalmente a causa de la creciente electrificación de la actividad industrial; el uso en aumento de los vehículos eléctricos, el aire acondicionado, los electrodomésticos y las bombas de calor; y la expansión de los centros de datos para respaldar el rápido desarrollo de la inteligencia artificial.
Si bien el informe señala que los permisos siguen siendo la principal causa de demoras en los proyectos de transporte de electricidad, en particular en las economías avanzadas, los problemas de la cadena de suministro han surgido como una barrera crítica.
Retrasos en la cadena de suministro
Una encuesta de la IEA realizada en 2024 a los líderes de la industria concluye que, en la actualidad, las adquisiciones se demoran entre dos y tres años para los cables y hasta cuatro años para los grandes transformadores de potencia, el doble que en 2021. Por su parte, los componentes especializados enfrentan demoras aún más largas, y los plazos de entrega de los cables de corriente continua, que a menudo se utilizan para el transporte a larga distancia, se extienden más allá de los cinco años.
Las limitaciones de la cadena de suministro llegan en un momento particularmente difícil, con más de 1.600 GW de proyectos solares y eólicos en etapas avanzadas de desarrollo a la espera de conexiones a la red. El informe señala que, si bien la inversión mundial en transporte de energía creció un 10% en 2023 para alcanzar los 140.000 millones de dólares, esta cifra tendría que superar los 200.000 millones de dólares anuales a mediados de la década de 2030 para satisfacer la creciente demanda de electricidad.
Aumento de precios de los componentes de la red eléctrica
En cuanto a los precios de los componentes, los aumentos son igualmente preocupantes. En términos reales, los costes de los cables casi se han duplicado desde 2019, mientras que los precios de los transformadores de potencia se han incrementado alrededor del 75%.
Además, el informe indica que la competencia entre las demandas de los proyectos de expansión de la red eléctrica que se llevan a cabo simultáneamente en varias regiones está exacerbando los cuellos de botella. El documento muestra que los fabricantes están respondiendo con planes e inversiones para aumentar la capacidad de producción, pero la implementación de estas expansiones llevará tiempo y sigue habiendo incertidumbre con respecto a los niveles futuros de demanda y la disponibilidad de trabajadores cualificados.
El informe concluye que alrededor de 8 millones de personas en todo el mundo están empleadas actualmente en la construcción, el mantenimiento y la operación de redes eléctricas, y esta fuerza laboral deberá aumentar en al menos 1,5 millones para 2030 para satisfacer la demanda proyectada.
Recomendaciones de la Agencia Internacional de la Energía
Entre otras cuestiones, en el informe la IEA recomienda mejorar la visibilidad de las necesidades futuras de infraestructura mediante una planificación anticipada transparente y creíble, fomentar la inversión proactiva en la red eléctrica, diseñar marcos de contratación eficaces y garantizar una mano de obra cualificada en todo el sector.
Otras recomendaciones incluyen la racionalización de los procesos de obtención de permisos, la optimización del uso de la infraestructura de red existente mediante tecnologías digitales, y la adopción de medidas por parte de los responsables políticos para fomentar una mayor diversidad y resiliencia en las cadenas de suministro.