La Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética (A3E) ha publicado el documento ‘Maximizando la Eficiencia Energética: Una Guía sobre la flexibilidad de la demanda implícita’. La guía aborda la flexibilidad implícita como una estrategia clave para reducir el coste de la energía consumida mediante el arbitraje de precios, maximizar el autoconsumo y/o reducir los picos de potencia demandada; y como pilar fundamental para la transición energética, ya que va a permitir el tránsito desde un modelo tradicional de generación energética centralizada a uno distribuido, basado en fuentes de generación renovable, la digitalización y el almacenamiento.

La publicación ha sido realizada por las empresas participantes en el grupo de trabajo de Flexibilidad y Agregación de la Demanda con la finalidad de divulgar conocimiento en torno a aspectos normativos, de mercado y casos de éxito.
El informe detalla el marco legislativo aplicable, desde estrategias europeas y nacionales hasta las normativas específicas, como la Directiva 2019/944, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC), o la Circular 1/2024 de 27 de septiembre, de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Además, se analizan las necesidades tecnológicas del sector, destacando el papel del hardware y el software. Finalmente, se presentan dos casos de éxito en los sectores agrícola y frutícola, donde se muestran los beneficios concretos en términos de ahorro energético y mejora de la gestión.
Flexibilidad de la demanda implícita
El documento aborda la flexibilidad implícita como una estrategia clave para reducir el coste de la energía consumida mediante el arbitraje de precios, maximizar el autoconsumo y/o reducir los picos de potencia demandada.
La guía subraya que las soluciones innovadoras y tecnológicas van a la par de la transición energética. Gracias a la flexibilidad implícita mediante los equipos que permiten la automatización de procesos y a sistemas de gestión energética, se garantiza al usuario la optimización de todos los costes energéticos, así como el cumplimiento de los objetivos medioambientales. Además, indica una perspectiva para los próximos años de aumento de la electrificación de los procesos industriales y de la economía y de instalaciones de almacenamiento.
Por ello, en el informe se muestra la flexibilidad implícita como una herramienta económica y de fácil implementación que permite maximizar la eficiencia energética del emplazamiento. Asimismo, la adopción de este tipo de instrumento tecnológico no solo garantiza ahorros significativos, sino que también es el preludio a la hora de obtener un beneficio económico, debido a la participación activa de los consumidores eléctricos en los distintos mercados por medio de la flexibilidad explícita.
En definitiva, la guía indica que la flexibilidad es un pilar fundamental para la transición energética. Gracias a la digitalización y la gestión de la demanda, facilita el cambio de sistemas de generación centralizada basados en combustibles fósiles hacia un modelo descentralizado, centrado en fuentes renovables y almacenamiento. Además, abre la puerta a la participación de nuevos actores en el mercado energético, fomentando un sistema más eficiente y sostenible.